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Murió a los 82 años, el dibujante Sergio Izquierdo Brown

Sergio Izquierdo Brown

El artista bonaerense, fue reconocido por su incorporación a la revista Satiricón, en 1973.

Sergio Izquierdo Brown –cuentan sus hijos Juan y Manuel– fue de chico, un enfant terrible al que expulsaron del colegio secundario “por payaso, pendenciero y rebelde” y pese a que nunca lo terminó, tenía una cultura enciclopédica (y gráfica) enorme, producto de un autodidactismo entusiasta.

Publicó su primer dibujo en las páginas de la revista Vea y lea en 1962. Fue el inicio de una carrera de trazo potente e irreverente que abarcó dibujos varios, caricaturas e historietas. En esos tiempos iniciales colaboró también en Damas y DamitasMaribel Leoplán. Como muchos dibujantes y guionistas de su generación, incursionó en la publicidad, él como ilustrador.

Dibujó para publicaciones de interés general como GenteEl GráficoEl Ratón de OccidentePrimera PlanaCaras y Caretas y Panorama y emprendimientos específicos de humor gráfico, como Chaupinela Humi. Pero lo que marcó una bisagra en su vida gráfica fue su incorporación a la revista Satiricón en 1973, donde aparecieron recordadas y pícaras tiras suyas como “El Marqués de Sade” (con Oskar Blotta) y “La Pochi” (con Rolando Hanglin).

Otro parteaguas fueron las inolvidables tapas de Humor, realizadas solo o a veces de manera compartida con Andrés Cascioli, con quien se alternó en la tarea de ilustrarlas. En la revista publicó, además, "Leopoldo el Grande", una sátira al dictador militar.

Más reciente, es uno de sus trabajos en homenaje a las víctimas del atentado a la Amia, que está reproducido en la estación de subte Pasteur de la línea B.

Sus referentes artísticos fueron Hugo Pratt (a quién albergó en su casa en una de sus visitas) y José Luis Salinas, que casi lo había adoptado como hijo, así como los caricaturistas de la vieja Caras y Caretas: Málaga Grenet, Cao, Alonso… Y entre los dibujantes con los que trabajó admiraba a Hermenegildo Sábat (se trataban de “maestro” entre sí) y a Carlos Nine. “Lo que hace este tipo con la acuarela no lo he visto nunca. Llega a la redacción despeinado, con pinta de reo por el que no das dos pesos. y cuando se pone a jugar con el agua y los colores , no se puede creer lo que hace”.

Izquierdo Brown vivió en los 70 en Ibiza, vendiendo manualidades. Pero, antes y después de eso, pasó gran parte de su vida en San Isidro.

En más de un sentido, siguió siendo siempre ese enfant terrible que, además de a la escuela, se rebeló a un padre abogado que nunca entendió la vocación de su hijo, hasta que –a último momento– le reconoció que siempre admiró su libertad, tal como recuerdan ahora Juan y Manuel.

Era un dibujante y humorista extrovertido, veloz para las respuestas filosas, irrespetuoso con la autoridad y desconfiado de toda forma de color político y, con su trazo, ridiculizaba a todos por igual. “Creó un estilo personalísimo, en donde el humor era al mismo tiempo crítica social”, escribió el artista plástico Guillermo Roux apenas enterado de la muerte de este dibujante que falleció en el Hospital Británico, la medianoche del jueves. 

Fuente: Biblioteca Nacional 

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