
Coco Villalba falleció este miércoles en España.
de ANÁLISIS
Al Coco Villalba se lo va a recordar por ser buena persona, básicamente por eso, y el juicio no merece explayarse más. Claro que se podrá hablar de su continua actitud dentro de la cancha y la entrega en cada partido con la casaca de su querido Rowing o con alguna del seleccionado de la UER, pero esas cosas son efímeras en momentos como estos.
La muerte es algo que forma parte de esto que transitamos, la vida. Es eso y no mucho más, al menos para quien escribe estas líneas, pero no por ello deja de doler y mucho.
La desaparición física del Coco golpeó en la mañana de este jueves en la capital entrerriana y rápidamente en las redes sociales comenzaron las muestras de dolor, también de afecto para con su familia y familiares. Demás está decir que la mayoría de los posteos buscan alguna explicación para la muerte de una persona muy querida en el ambiente del rugby paranaense y también de la comunidad del barrio Aatra III, donde se crió y vivió hasta que decidió probar en España y afincarse allá. Allá justamente quedaron su esposa y dos hijos, acá sus familiares, padre, madre y hermanos.
Todavía no se conocen las causas del deceso del Bruno. El sábado jugó su último partido con el Club de Rugby La Vila de Alicante y con el correr de las horas comenzó a sentir un fuerte dolor en la zona lumbar. Cuando la dolencia se hizo insoportable, fue internado y se le realizaron los estudios de rigor, pero al que se le realizó este miércoles no lo pasó y dejó de existir a los 34 años.
En un primer momento se especuló con que fuera una hernia, con el correr de las horas la hipótesis fue una infección pulmonar.