
El paranaense Eric Remedi fue titular en la victoria de Banfield ante Vélez, en un partido clave por la Permenencia en Primera.
Banfield le ganó por 1 a 0 a Vélez, en el José Amalfitani y por la Zona A de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol en otra final por la permanencia en la Primera División. El Taladro supo construir una actuación de menor a mayor, se llevó todo el premio merecidamente para alejarse del fondo de la tabla general y entrar transitoriamente a un lugar de clasificación asestándole a un Fortín su primera derrota de local, que lo deja recalculando y pendiente de otros resultados con riesgo de volver al puesto de descenso.
El conjunto de Sebastián Méndez tuvo un arranque a pleno merodeando insistentemente el área de Facundo Cambeses y prácticamente impidiendo que los de Julio César Falcioni llegaran a pisar los tres cuartos de cancha. En esos momentos, Elías Gómez metió un cabezazo en el travesaño, pero con el correr del trámite logró emparejar la visita e incluso estar más cerca de abrir el marcador.
El elenco del Sur también tuvo un tiro que rozó en horizontal gracias a Milton Giménez pasando la mitad de la etapa, y después Martín Cañete desperdició una chance clara por la intervención del Chila Gómez.
En el inicio del complemento el partido siguió en la tónica favorable al equipo visitante, lo que comenzó a generar impaciencia en el público del equipo de Liniers.
Ignacio Rodríguez también tuvo una buena chance y en el recambio sacaron más ventaja los del Emperador con ingresos como el de Gerónimo Rivera, mientras que el Gallego Méndez volvió a meter mano con modificaciones que no hacía hace rato -entraron Gianluca Prestianni y Elías Cabrera- que tampoco lograron cambiar el destino errante del equipo.
Al final, llegó la justicia a los 32 minutos, cuando Rivera recibió, se recostó hacia la derecha y acomodó la pelota junto al palo izquierdo de Gómez. Un golazo que le permitió a Falcioni hacer lo que mejor sabe, manejar los hilos en ventaja, y hundió a Vélez entre la impaciencia del público y la impotencia en el campo.
Después no hubo más situaciones de peligro, aunque sí emotividad con el correr de los minutos. Noche de angustia para el anfitrión y de desahogo para la visita.