
Ezequiel Re
Especial para ANÁLISIS
Parecía un partido veraniego de otros tiempos. De las famosas Copas en Mar del Plata. Con el turista aprovechando que en la ciudad hay un match de fútbol. Y ayudó la escena. La cancha de Patronato, en proceso de recuperación, rebasada de arena. Para la canción solamente faltó que el juego sea a las 17 no a las 20. Arena y sol.
Pero la gente va. Confía. Es hincha y su ilusión será inmortal. Reprobará un rato pero apoyará siempre. Incluso a este Patronato deslucido que jugó este domingo por la segunda fecha de la Primera Nacional como local y empató 0 a 0 ante All Boys.
El resultado pudo ser cualquiera. Y en cualquiera de las tres posibilidades, no puede quedar quedar de lado la producción colectiva, el talento individual o la jerarquía impuesta. Poco juego colectivo. Poco talento individual y escasa jerarquía impuesta.
Pitu González, parece un futbolista salido de otro contexto. El volante de 34 años juega con el potrero del ascenso. Corre, genera faltas, intenta amenizar una idea ofensiva. Pero no alcanza y se apaga para el segundo no tiempo. No alcanza con los cambios de frente de Barinaga, las intenciones del uruguayo Sanguinetti o las ganas del pibe Picco, uno de los pocos que viene de inferiores y se pudo instalar en la titularidad del Patrón.
No por nada el arquero Salvá es el ovacionado, el ídolo de la gente. El arquero. ¿Y el resto? No enamora. Pero igual se los acompaña.
Segunda categoría del fútbol argentino, segunda fecha y el Santo no eleva temperatura. Ni siquiera con la sensación térmica que obliga a parar el juego por el calor y tomar un sorbo de agua. Y no ayuda la cancha. Que dicen estará excelente un par de fechas más. Mientras tanto tendrá que vérselas en el arenal del Grella.
Pierde puntos de local, como los perdió en cancha de Paraná la temporada pasada, cuando tampoco la cancha estaba en un 100 por ciento e incluso regaló una fecha por Copa Libertadores.
Quizás este partido ante los de Floresta debió jugarlo en otra cancha, pero se cuida el peso y en cierto modo se entiende.
Entonces el inicio no es del mejor. Perazzo, ante All Boys, iba y venía por el banco de suplentes. Caminaba y pensaba. Algunos ademanes como empujando el equipo para adelante. Diego Martínez se lanzó por sorpresa, se asoció con Sanguinetti y el centro despertó suspiros….hasta la errática definición de Coronel. All Boys le metía dinámica por las bandas y la defensa local lo padecía.
Para el entretiempo lo que pasa cada vez que no se ven respuestas en la cancha. Mirar qué jugadores están en condiciones de ingresar. Bucear por el “jugador solución”. En el mientras tanto el Patrón apoyó un par de chances de gol, corrió y se sacrificó más y al sonido de las trompetas de la Barra Fuerte apostada en la tribuna de calle Grella mostró ilusiones. Purita, surgido en San Lorenzo y con pasado a Ucrania, mostró buen manejo de pelota. Pero le dieron para que tenga y guarde y por un golpe en la cabeza se fue minutos antes de terminar el match.
Entró el pibe Meynier (paranaense ex Unión) y promete cosas. Fue mejor el segundo tiempo que el primero. Pero al equipo le falta. Tanto como la cancha. Pero al igual que la cancha, será momento de esperarla hasta su momento óptimo. El tema es que el torneo amerita puntos. La cancha puede esperar. El certamen no.