
La paranaense Victoria Michel Tosi volvió a jugar al vóley, defiende los colores de San Isidro de San Francisco.
La paranaense Victoria Michel Tosi decidió volver a jugar al vóleibol y se sumó como refuerzo de San Isidro de San Francisco, Córdoba. El elenco cordobés participa de la Liga Nacional Femenina de Vóleibol y que sueña con ascender a la elite.
La entrerriana jugó en la selección argentina que logró la histórica clasificación a los juegos Olímpico de Tokio 2020, además de registrar paso por el Hämeenlina de Finlandia y el Erfurt de Alemania, como también en San Lorenzo. En un gran momento deportivo decidió abandonar la actividad para empezar con su carrera universitaria. Hoy, después de un par de años alejadas de las canchas decidió regresar como fichaje de San Isidro.
La central de 25 años y 1.82 de altura le dijo que sí a la propuesta a un club que conoce muy bien por haber acompañado durante tres temporadas a su novio, el basquetbolista Juan Cruz Oberto, el pivote oriundo de Las Varillas que jugó la Liga Argentina con San Isidro y hoy lo hace en Atenas de Córdoba, en la Liga Nacional.
“En parte volví por la influencia de Juan (Cruz Oberto), en el sentido de que conozco el club cuando él jugaba. Tenía como esa sensación, de que San Isidro es un club de ciudad, pero que se siente como un club de pueblo: la calidez humana, venís a la cancha y está llena, los nenes corriendo todo el día, las bicis afuera… Fue eso”, contó la jugadora paranaense en una entrevista.
Michel Tosi era parte de la nueva generación de voleibolistas de nuestro país, no obstante, en su momento tomó una decisión muy fuerte y que sorprendió a propios y extraños.
“En su momento estaba tan cansada que no me costó dejar el vóley. Estuve en proceso de selección desde los 13: Premenor, Menor, Juvenil y Mayor. Y todo ese trajín de todo el año, tantos años, el club, la selección, irme afuera me fueron agotando hasta que lo mejor era parar y dedicarme a estudiar qué era lo que quería hacer. Quería estudiar kinesiología y tome la decisión sin que me importe mucho más nada”, confesó.
Hoy, con 25 años y sin la presión ni exigencias de otras épocas, Victoria encontró su lugar en San isidro. “Ahora tengo otro rol. Si bien tengo 25 años, acá tengo rol de mayor. Dar el ejemplo, tener mucha más paciencia, buena cara, buena onda, buena energía, hablar, alentar. Rol de líder, de empujar, de exigir, porque necesitamos que haya competencia”, contó.
“Que los entrenamientos se vivan con la exigencia de partido. Lo estoy disfrutando. Y ese rol que tengo ahora entiendo que no me permite enojarme o frustrarme. Es más, me daba curiosidad antes de que me llamen cómo sería, como jugaría con mi mentalidad, o mi cabeza ahora que siento que es distinta a la de antes. Y, por ahora, todo va bien”.