De lo rimbombante a la mediocridad

Fútbol de potrero

Edición
773

M. C.

¿Cuántas veces se ha pregonado que para alcanzar metas importantes la unión, la solidaridad y la humildad constituyen pilares fundamentales? A esta altura parece hecha y traída de los pelos pero sirve para graficar de forma íntegra el momento que atraviesa el fútbol paranaense en su proyección hacia el fútbol grande.

A principios de 2007 comenzaron a surgir los rumores que daban cuenta de una posible alianza futbolística entre los equipos de nuestra ciudad que se habían ganado el derecho a participar en el Torneo del Interior edición 2008. La idea emanada desde la Liga Paranaense de Fútbol fue recibida con agrado y hasta con optimismo por los representantes de los clubes Instituto, Palermo, Sportivo Urquiza y Belgrano. Este proyecto pretende como medida principal abaratar los costos de los equipos durante su incursión en la quinta categoría del fútbol nacional. Pasaron los días, las semanas y los meses, hasta que las novedades sobre el mentado proyecto fueron tomando forma. Entonces comenzaron a definirse las pautas de trabajo, el rol de cada uno de los equipos y el presupuesto a utilizar durante la competencia nacional. El discurso de los popes liguistas -en especial el de su presidente, Hugo Molina- pintaba una situación soñada para llevar el balompié lugareño al lugar que realmente se merece.

La última participación de los equipos paranaenses en el Argentino C rozó lo mediocre y en ese análisis se incluye a Ministerio, Atlético Paraná, Belgrano y Peñarol. Para una ciudad capital de provincia, tener esa cantidad de representantes en un certamen organizado por el Consejo Federal de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) es todo un despropósito, teniendo en cuenta las erogaciones que debe realizar cada uno de los planteles en caso de avanzar de ronda. Y si la buena estrella acompañara las campañas de dichos elencos, en las fases definitorias deberían eliminarse entre sí.

Con estas afirmaciones se trata de dar cuenta de lo improductivo que resulta emprender campañas futbolísticas en torneos de largo aliento, que demandan una importante inversión económica y que pocas veces garantizan resultados en lo inmediato.

Por lo tanto, la propuesta surgida desde el ente rector de nuestro fútbol contiene muchos puntos a favor, pero en el origen del proyecto aparecieron obstáculos difíciles de sortear porque entraron a jugar factores de carácter estructural.

En las semanas previas a la presentación oficial del Equipo de la Ciudad trascendió con fuerza la intención de los dirigentes de Belgrano de bajarse del barco y en ese preciso instante, todos los planes pactados de antemano en reuniones informales quedaron sin efecto. Porque en el nacimiento del proyecto estaban claras algunas pautas: el equipo llevaría la camiseta de Palermo, entrenaría cada 15 días en los escenarios de cada uno de los integrantes de la fusión y actuaría como local en la cancha de Sportivo Urquiza.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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