“Cuando no puedo dibujar me siento en crisis, mal y vacío”

Noralí Moreyra
Mario Milocco nació en Paraná en 1957 y pasó gran parte de su infancia en el campo. Aunque se define como autodidacta, en 1978 cursó estudios en la Escuela de Artes Visuales de la capital entrerriana. Sentado en su taller y rodeado de pinceles, acuarelas y bocetos dialogó con ANALISIS para dejar plasmados algunos retazos de su vasta y nutrida trayectoria por el campo del dibujo, la pintura, la publicidad, la serigrafía y el diseño gráfico.
-¿Cómo fueron tus comienzos en la pintura?
-Desde mis primeros años dibujé cosas que veía en mi ámbito natural, el campo de Hernandarias. Eran elementos muy rudimentarios. Después crecí y nunca más dejé de hacerlo. Cuando vine a Paraná trabajé en una empresa publicitaria como dibujante. Luego me mudé a Buenos Aires donde hice serigrafía, era un ambiente muy bravo. Trabajé muchos años de esa forma hasta que empecé a dibujar en forma independiente.
-También exploraste en la historieta…
-Fue algo vocacional. Transité los tiempos del advenimiento de la democracia cuando surgieron revistas para adultos del tipo underground. Todo era impulsado por el despertar de nuevas corrientes en el país. Llegué a crear algunas revistas de historietas con éxito relativo y participé en varias publicaciones como Sulmenage y HGO, que estaban en la línea del dibujante Francisco Solano López y Héctor Germán Oesterheld, ambos creadores de El eternauta. Hacia 1998 volví a Paraná y monté un taller de serigrafía. Entonces, empecé a jugar otra vez con la línea, el color y la acuarela y decidí encarar seriamente la cuestión artística. Hice una primera exposición en 2000 y así sucesivamente, monté una o dos exposiciones por año, a lo que se sumaron otro tipo de actividades.
-¿Qué sentimientos se despiertan en vos cuando pintás?
-No sé si me gusta dibujar, pero tengo que hacerlo todos los días ya que me produce placer. Lamento que en este lado del planeta no se le haya dado a lo artístico el rango que requiere, sobre todo desde las autoridades. Si no puedo dibujar me siento en crisis, mal y vacío. Por eso cuando logro llegar al pincel, rasguñando las piedras, me siento muy aliviado y se acomodan cuestiones en mi interior.
-¿Quiénes son tus referentes locales?
-Tengo amigos que son muy buenos artistas. Por ejemplo, Juan Carlos Eberhardt, Sergio Damonte y Guillermina Rapuzzio son muy talentosos. Sin embargo, no sigo a un modelo único, aunque me vuelan la cabeza los impresionistas por la ruptura que lograron con su obra.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)