Amores públicos

Carlitos Parker
I. Robo para la corona.
No es un secreto que a Burribarri, como a Marcelo Tinelli, no le sobran las ideas. Por eso, desde el comienzo de su gestión, el gobierno provincial se había dedicado a reproducir, con más o menos éxito, las operaciones de prensa de la presidencia en el territorio entrerriano. Ahora, sin embargo, los agentes de prensa de Burribarri merecen un justo reconocimiento. La estrategia de sus operadores ha logrado que nadie se interese más por las pelotudeces que hace el gobierno (“otra reunión de gabinete”), y hasta ha comenzado a ser imitada por la señora Cristina. La nueva política de comunicación presidencial, según fue informado, busca un acompañamiento permanente de la figura de Cristina, y ahora la muestran inaugurando piletas, jardines de infantes, oficinas de empresas, antenas de televisión satelital. Entusiasmado por el hecho de que le hayan robado una idea, aunque no haya sido suya, y lejos de los días en los que se pasaba inaugurando rellenos sanitarios en Alcaraz y estacionamientos para bicicletas en Conscripto Bernardi, Burribarri salió esta semana a decir a los medios que “si la presidenta se lo pide”, el está dispuesto a “ofrecerle un convenio, un acta de reparación histórica para el país, así por lo menos puede mentir con obras de mayor envergadura”. Para “los mal pensados de siempre”, aclaró Burribarri, “envergadura no es ninguna mala palabra, e incluso figura en el diccionario”.
(El texto se publica completo en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)