Como Lázaro, levántate y anda

Juan Cruz Varela
(desde San Nicolás)
El arzobispo de Paraná, Mario Maulión, quedó envuelto en una polémica porque tardó más de seis meses en responder a un requerimiento judicial en la causa en la que se investigan las circunstancias en que murió el obispo de San Nicolás, Carlos Horacio Ponce de León, en 1977. El prelado, que tiene derecho a declarar por escrito, se excusó en que no había recibido la carta con las preguntas, pero su vocero admitió la demora a ANALISIS. Sin embargo, Maulión puede quedar comprometido por haber ordenado una exhumación de los restos de Ponce de León, que estuvieron fuera de su tumba en la Catedral una cantidad de días no determinada. Ante esta situación, el fiscal federal Juan Murray solicitó que se realice una prueba de ADN para determinar si el cadáver depositado en el templo pertenece al obispo fallecido y luego una pericia antropológica médica para establecer las causas de la muerte.
Creonte, rey de Tebas, había ordenado que Polinices quedara insepulto por intentar derrocarlo. Antígona desafió la ley humana para cumplir el precepto divino de enterrar a su hermano, por lo que fue castigada. Pero Creonte, que no quería ser culpado por la muerte de Antígona, tramó una especie de asesinato encubierto: “La llevaré allí donde la huella de los hombres esté ausente y la ocultaré viva en una pétrea caverna”, fue su mandato. “A vosotros os tomo por testigos de cómo, sin lamento de los míos, y por qué clase de leyes, me dirijo hacia un encierro que es un túmulo excavado de una imprevista tumba. ¡Ay de mí, desdichada, que no pertenezco a los mortales ni soy una más entre los difuntos, que no estoy con los vivos ni con los muertos!”, fue la exclamación de Antígona al coro, al enterarse de la decisión del rey y antes de recibir su castigo.
Similar a esta tragedia griega, el arzobispo de Paraná, Mario Maulión, quedó envuelto esta semana en una compleja situación por su retraso en responder a un requerimiento judicial en el marco de la investigación por la muerte del obispo de San Nicolás Carlos Horacio Ponce de León, que fue asesinado el 11 de julio de 1977 en un simulacro de accidente automovilístico en la Ruta Nacional 9. Desde entonces sus restos –a veces– descansan en la Catedral.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)