Patronato acaricia la clasificación, pero sigue sin convencer

Sobran los motivos para preocuparse

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Marcelo Comas

Patronato de la Juventud Católica no puede encontrar una identidad de juego dentro de la cancha. A cinco fechas del final del Torneo Argentino A, el equipo que representa a la ciudad de Paraná en el certamen de ascenso viene con deuda en materia futbolística y lo más preocupante es que la parte final del campeonato está a la vuelta de la esquina. Hay que reconocer que el presente del Negro en lo que respecta a resultados es positivo, ya que marcha en las primeras posiciones de la Zona 2 y alterna la primera posición de la tabla junto a Boca Unidos de Corrientes. Pero el análisis va más allá y apunta a lo que se viene, porque de no ocurrir una catástrofe el equipo paranaense tiene su lugar asegurado en los cuadrangulares que definirán dos ascensos a la B Nacional. La referencia tiene como objetivo desglosar el funcionamiento del equipo, sus virtudes y errores, y cómo corregirlos estos a partir de la visión que tiene del fútbol el técnico Darío Tempesta. La línea táctica del platense fue variando durante el campeonato a raíz de las bajas producciones de algunos jugadores y las suspensiones que diezmaron el plantel. Sin embargo, el estratega no respetó sus principios que defendían a rajatabla el 4-4-2 y de acuerdo a cómo se presentaban los partidos eligió un 4-3-1-2 o el flexible 3-3-1-3. Más allá de los gustos futbolísticos el DT apostó al “verticalismo” como carta de presentación, de hecho en su discurso aparece como uno de sus términos predilectos. No obstante, esa postura para asumir protagonismo pocas veces se cumplió y en muchas ocasiones la apuesta se limitó a pelotazos para los delanteros de turno. Así se profundizó una tendencia que favorecía el desorden y les servía a los rivales para usufructuar el contraataque.

El equipo del barrio Tiro Federal se lució en la primera parte del certamen, donde cosechó una interesante serie de resultados que lo mantuvieron en lo más alto de la tabla. El Negro sacó diferencias porque mantuvo la misma base del torneo anterior y le sumó algunas individualidades que no resintieron la estructura. Después del opaco debut en el clásico entrerriano ante Gimnasia, los buenos síntomas comenzaron a aflorar de manera consecutiva y la divisa paranaense marcaba la tendencia en su retorno al Torneo Argentino A.

Si bien no brillaba en la cancha, el Patronato versión 2008-2009 era sólido en el fondo, criterioso en mitad de cancha y no perdonaba arriba. No había dudas de que se estaba por el buen camino, más allá de que esta categoría demanda concentración y mucha exigencia durante 36 fechas. La cuestión era no dormirse en los laureles, sino que a partir de una base compacta se pudiera conseguir un mejor funcionamiento con el correr de las fechas. Mientras las alegrías se seguían sucediendo, El Loco Marzo festejaba goles por doquier casi todos los fines de semana y la elegancia de Jorge Valverde hacía fácil lo complejo, detonó la señal de alerta con la derrota en Rafaela ante 9 de Julio.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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