Las inversiones de nuestros políticos

Funcionarios inversores

Edición
871

Ya sea por decisiones políticas o por mandato popular, los dirigentes ocupan cargos importantes. Y tiene una particularidad: todo aquél que llega a un cargo público, nunca más se quiere bajar de ese lugar. Si uno mira para atrás y observa cada uno de los referentes políticos de los últimos 20 años, se da cuenta de la escasa renovación que ha habido. O, como se señala, el hecho consignado aquí: llegan a un lugar y no se quieren ir. Son muy escasos los dirigentes que optaron por retornar al llano; a su función privada y seguir allí, a la espera de otra posibilidad en un esquema electoral o de rol de gobierno.

Buena parte de nuestra clase política entrerriana –fundamentalmente aquellos que vienen militando en el PJ, aunque también existen casos en la UCR-, tienen un pasar económico considerable. Claro que están a quienes, ese paso público, los convirtió en millonarios.

Uno de esos casos más salientes es el del ex ministro de Economía de la provincia (1990/1991 y 1995/1997), Eduardo Macri, actual secretario de Coordinación Económica de la Municipalidad de Paraná. El hombre esquivó dos instancias por presunto enriquecimiento ilícito –pese a la gravedad de su crecimiento patrimonial-, fundamentalmente por los errores de investigación de jueces y fiscales que tuvieron en sus manos datos concretos para avanzar, pero nunca lo hicieron con la firmeza, seriedad y responsabilidad que tal situación exige.

A poco de renunciar a su última etapa como ministro de Economía, en la segunda administración de Jorge Busti, Macri optó por dedicarse a la empresa privada. De hecho, a mucha gente le quedó claro que los “buenos negocios” realizados como ministro, le determinaron ahorros tanto en el país como en el exterior. Con parte de ello creó la empresa Inenco SRL, con sede en Sauce Viejo, junto a un amigo de Santa Fe, como el empresario Jorge Paviotti y siempre asesorado legalmente por otro de sus allegados, el abogado Gustavo Borrajo, aunque ahora aparezcan como distanciados. Macri nunca apareció en la sociedad creada en el 2000; solamente lo hacía como empleado de la firma, pero en diferentes ámbitos no se desconocía que era uno de los socios en las sombras.

A Macri no le importaba demasiado la incertidumbre del país y el caos que se avecinaba en tiempos de Fernando de la Rúa. Ya por esos días de fines de los ’90 disponía de tres cuentas bancarias en Suiza, aunque a nombre de sociedades fantasmas, con sede en el Uruguay, tal como lo denunció ANALISIS en el 2003. Por esos días, disponía de una cuenta en el Bank Leu de Zurich -perteneciente al grupo Credit Suisse- denominada Wini, que era la número 0065-888216-232, por donde transitaron más de un millón de dólares entre 1997 y 2001, pero que luego fue derivada a otra. Es decir que los movimientos comenzaron a poco de producirse su renuncia al cargo de ministro, producida el 28 de diciembre de 1997.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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