Tiempo de ofertas en el peronismo de Entre Ríos

Antonio Tardelli
Pero son muchos, en realidad, quienes miden sus siguientes pasos en los mismos términos, desprovistos de otra clase de compromisos, aunque no lo expresen de modo tan brutal como Allende. La natural disputa por los espacios de poder que se ha desatado en peronismo de Entre Ríos no expresa en modo alguno la existencia de corrientes programáticamente diferenciadas o integradas conforme a recorridos comunes fácilmente identificables. Como gran decorado, como gran pretexto, sí, funciona el eje kirchnerismo-antikirchnerismo, variable nacional que viene a dotar de algún contenido los respectivos armados. Esa primera definición, que el colectivo peronista disimuló por ejemplo en su programa electoral de junio de 2008, es la gran divisoria de aguas. Sería complicado si no existiera: es el apetito de poder, no lo ideológico, lo que explica las diferencias que surgen del intercambio de declaraciones ardientes.
De hecho, y pese a lo inevitable del alineamiento, saben en el gobierno que por el momento sus chances disminuyen en relación directa con su proximidad al kirchnerismo, cuya moderada recuperación en las encuestas no impide ver que el seguidismo puede hacer fracasar una construcción que, esforzadamente, y al calor del poder institucional, ha incorporado figuras de peso. De todos modos, su opción es definitiva. Urribarri se mostrará en Concordia, el 1 de mayo, junto a Néstor Kirchner y Hugo Moyano. Y se especula con que durante abril los aires kirchneristas se paseen por Paraná a través de algunas presencias, como la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, o el intelectual de Carta Abierta, Ricardo Forster.
Busti, por su lado, acusó el golpe que significaron las declaraciones que, por expreso pedido de Kirchner, Urribarri formuló a la agencia oficial Télam, en la que le enrostró la condición de “traidor”. Desde el gobierno provincial, con algunas dudas, se analizaron cuidadosamente los efectos de esos dichos: el titular del Poder Ejecutivo cree que fueron útiles a los efectos de indicarle a la militancia que el enfrentamiento va en serio. Finalmente se evaluó como positiva una apuesta riesgosa. Esta semana Busti, en sentido exactamente inverso, introdujo nuevamente la palabra “traición” en la discusión oficialista.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)