Opinión y disenso

Un día domingo diferente

Edición
908

Por Fabiola Claret
(especial para ANALISIS)

Pareciera que ese estado de cosas surgiera por generación espontánea. Pongan atención cuando caminen por la peatonal y verán uno a uno los desechos caer de manos descuidadas. Y no me digan que el problema es la municipalidad que no limpia porque la basura la genera cada uno y hay que empezar a hacerse cargo. Eso hace un ciudadano responsable y amoroso con su ciudad. Pareciera que ningún baño público o privado (de clubes, boliches, escuelas) de la ciudad tuviera inscripciones en puertas y paredes, que nuestras escuelas fueran un ejemplo de pulcritud, con sus bancos limpitos cuidados por adolescentes abnegados, esos que hoy se indignan por el caos en que sumieron a la ciudad las hordas bárbaras.

Pero hay algo de todo lo que ha sucedido en estos días que me molesta verdaderamente y sí me da vergüenza ajena, y es la intolerancia, venga de donde venga, porque entiendo que no contribuye a construir democracia, más bien destruye. La ausencia o imposibilidad del debate es una muestra, la agresión y los insultos es otra. Hubo de parte de muchas mujeres del encuentro actitudes lamentables, pero no menos lamentables resultan los comentarios que todos pueden escuchar y leer hoy en radios y redes sociales. Transcribo palabras que son golpes, textos que no dialogan, frases cuchillo: guerrilleras, negras de mierda, negras sucias, incogibles, hijas de puta, putas, bárbaras, lacras, mierdas, estúpidas, extremistas, enfermas, retorcidas, zurditas, atorrantas, sucias, fundamentalistas (¡quién lo dice!) y la lista interminable sigue y resulta vomitiva. Y me pregunto qué es en el fondo lo que molesta tanto, puesto que está claro que la querida ciudad no siempre es tan querida y defendida por los propios paranaenses (sigue...)

(La nota en su totalidad se la puede leer en la edición gráfica del semanario ANALISIS)

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