El preso de los eternos privilegios

D.E.
En los últimos tiempos, el abogado nogoyaense Walter Martínez fue el recluso que más reclamos hizo en la Justicia entrerriana en los últimos tiempos, valiéndose de una ostentación de poder que, en realidad, ha tenido que ver con algunos de sus contactos -desembolsos económicos mediante, robados a la Herencia Reggiardo- y sus desvaríos mentales, engañando a cuanto funcionario político, policial, judicial o penitenciario. “Si te dice que afuera llueve, no salgas con paraguas, porque seguro es un día brillante, con un sol esplendoroso. Nada se le puede creer; fabula, miente, hace relaciones sin sentido, pero siempre hay alguno que entra como por un tubo y le hace caso. Y lo peor es que varios de sus familiares directos le hacen el juego y caminan por el mismo andarivel, engañando a propios y extraños”, comentan los que más lo conocen. Tres veces reclamó la “libertad condicional” a la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia y se la negaron, sencillamente porque no corresponde, ya que recién en mayo del año próximo cumplirá el 50 por ciento de la pena impuesta por el Tribunal de Gualeguay, por el delito de estafa, al intentar apropiarse con la herencia del fallecido José Alberto Reggiardo, aunque logró su cometido en buena parte, en especial las cuentas millonarias en el exterior, tal como lo informara oportunamente este semanario. Incluso, recusó a la sala integrada por Claudia Mizawak, Daniel Carubia y Carlos Chiara Díaz, argumentando que existía cierta animosidad de parte de los vocales.
Un juez con lapicera rápida
Quien sí hizo lugar a uno de sus planteos fue el juez de Ejecución de Penas de Paraná, Mario Manuel González Calderón (hijo del ex magistrado del mismo nombre, nombrado por Enrique Tomás Cresto y ratificado luego por la intervención militar), a partir de un pedido concreto de traslado de Walter Martínez, preocupado por “las amenazas” que venía recibiendo en la Unidad Penal de Gualeguay y para un “mejor acercamiento familiar”. De hecho, dos conocidos legisladores del PJ de la zona -identificados con el oficialismo-, habían pedido recientemente a los jefes penitenciarios “el mayor cuidado” en las condiciones carcelarias del abogado nogoyaense, tras un pedido concreto de uno de los familiares directos de Martínez.
Por ende, ante el planteo concreto, González Calderón -que está en forma interina en ese lugar y que fracasara en cada uno de los más de 10 concursos a los que se presentó, para los más variados cargos- no dudó en ordenar su traslado al Penal de Victoria, siempre destinado a los menores con problemas de conducta y delitos varios. De esta manera se aplicó el mismo criterio instrumentado en su momento con el conocido personaje paranaense, Ricardo Chicharra Rosembrock, a quien la justicia autorizó a ser trasladado de Gualeguay a Victoria, pese a su peligrosidad y relaciones perversas con menores. De hecho, Rosembrock estaba condenado por asesinar a Ursula Sueldo, de 16 años, después de una fiesta de drogas, sexo y alcohol en su departamento, acompañado por otras menores.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)