Candidatos eternos

Hugo Remedi
En el preciso momento en el que el actual presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, Jorge Busti, cese como legislador -el próximo 10 de diciembre- pasará a engrosar su tremendo palmarés, si gana las elecciones del próximo 23 de octubre, de haber sido el único dirigente político de la provincia en ocupar cargos electivos en estos 28 años de democracia que llevamos adelante desde 1983. Si pierde, en cambio, será el principal desocupado entrerriano que el kirchnerismo, a través de sus adláteres provinciales, arrojará al ostracismo político.
Busti, hombre de mil batallas, fue gobernador tres veces, intendente de Concordia, diputado y senador nacional, y legislador provincial; incluso, acompañó a Ricardo Schiaretti durante su intervención a Santiago del Estero en tiempos de la Presidencia de Carlos Menem. También sufrió la pena de la derrota electoral, aunque quizás con efímero alcance posterior en su contra.
Primero fue una derrota electoral interna con Mario Moine luego de que este hubiese asumido como gobernador el 10 de diciembre de 1991 y posteriormente en la elección general del 24 de octubre de 1999, cuando se eligieron diputados nacionales y él encabezó la lista del justicialismo.
Ahora, hoy, en los próximos días, su mejor alumno político y peor enemigo en la circunstancia trabaja con vehemencia para darle la mayor golpiza de su carrera política: Sergio Urribarri va por la cabeza del tiburón sin contemplaciones. Y ello, acecha los días que vienen del ex gobernador de la provincia.
Prácticamente definida la contienda nacional, de hecho lo más atractivo que presenta la elección de los próximos días es la batalla entre Urribarri –quien va por la reelección- y Busti, teniendo como principal teatro de operaciones a la ciudad de Paraná. Extrañamente, a escasos días del evento electoral nadie se atreve a manejar números de encuestas.
Quizás las malas mañas de las encuestadoras nacionales en las últimas conjeturas electorales, sobre todo en las elecciones provinciales que se han venido llevando a cabo en distintos puntos del país, terminaron por convencer a los candidatos de que de nada sirve ostentar datos de difícil credibilidad.
Números escondidos
Sin embargo, nadie va por la política -sobre todo en previas electorales- sin averiguar por dónde anda su propia imagen frente al electorado. El oficialismo instaló en ese sentido como estrategia sobredimensionar una ventaja amplísima que ya no tiene retorno. E incluso, ya miran el futuro próximo con exceso de confianza. El Frente Entrerriano Federal, por su parte, habla por estos días de una intención de votos favorable en un 4 por ciento por sobre el actual mandatario entrerriano.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)