Camino al cielo kirchnerista

Hugo Remedi
El 2011 fue un año álgido políticamente hablando y quizás el 2012 lo sea en lo económico si, como dicen los economistas, no se hacen los deberes como corresponde. En efecto, el año que está a punto de finalizar estuvo teñido por la contienda electoral del pasado 23 de octubre, con todo lo que ello implicó.
De todos modos, y para ser preciso en los conceptos, la realidad social de la provincia transita por dos vertientes que raramente tienen contacto fluido entre sí. Es un problema de climas. Por un lado, el microclima que está reducido a todo lo que tiene que ver con la política en sí misma, y por el otro, mucho más amplio, aparecen los temas cotidianos que enfrentan los habitantes de esta comarca. Que uno tiene fundamental incidencia sobre el otro, también es cierto, pero rara vez el entrerriano observa con detenida preocupación lo que sucede en los ambientes de la política donde, en definitiva, se definen los grandes temas de la provincia. Salvo a la hora de ir a votar. Allí, sí, se esboza algún tipo de preocupación o de inquietud por parte del tejido social pero que finalmente se apaga en la circunstancia. Y eso libera a los políticos a la hora de rendir cuentas. Todo, o prácticamente todo, entonces, se diluye en la peligrosa indiferencia.
El 2011 que ya transita el camino hacia el ocaso tuvo una particularidad extra además de haber sido un año electoral: se cumplieron 10 años de aquella nefasta crisis que terminó lamentablemente con un gobierno democrático como fue el de Fernando De la Rúa y, lo que es más grave, con la muerte (tocando la puerta una vez más) de gente que apenas reclamaba por sus legítimos derechos. Sucedió en el país y en la provincia, la sociedad estuvo de luto y nadie –salvo algunos perejiles- se hizo cargo de los deudos ni de los muertos, en el más amplio y estricto sentido de la palabra.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)