La escuela-galpón

Por Camila Fernández
San Benito aparece a la vera del camino como una verdadera metáfora de la marginación. Está al costado de todo. Primero las largas avenidas, las carpas de la comunidad gitana, el puente de hierro, Fernanda, el contaminado arroyo Las Tunas, la ruta. Entonces se ven las primeras casas de la ciudad.
Allí la mayoría de las calles son de tierra y la vegetación es abundante. Las flores como los pozos en los caminos son parte del modesto paisaje. La iluminación por la noche es precaria fuera de las pocas calles principales. Algunas veces puede verse sólo un foco brillando a lo lejos mientras cuelga del techo de alguna casa.
La escuela secundaria N° 77 Evita funciona en la periferia de la pequeña ciudad con una matrícula de 250 estudiantes. Fue creada en 1999 por decreto como escuela intermedia y hoy es una secundaria como cualquier otra, pero trabajando en las peores condiciones. Está ubicada entre las calles Rivadavia y Urquiza del barrio San Martín de San Benito, a pocos metros del edificio en construcción que se destinará para la institución. Las obras comenzaron en el 2010 y deberían haber acabado a principios de 2011, pero aún falta terminar con las cloacas, las bombas de agua, controlar que funcionen las cañerías, la provisión de gas y algunas terminaciones menores.
Los plazos se fueron extendiendo y la responsabilidad es una pelota que va y viene entre las manos del gobierno provincial, que dice que la constructora Szczech y Szczech pidió una prórroga para la entrega, y la empresa que (según los testimonios de quienes trabajan en el colegio) asegura que el gobierno está muy atrasado con los pagos. En mayo las autoridades y docentes de la escuela tuvieron una reunión con la Dirección de Arquitectura y Construcciones en la cual les informaron que la entrega de la escuela no se hará hasta dentro de cinco meses, a pesar de que el 85 por ciento de la obra está terminado.
“En la reunión nos dijeron que la empresa había pedido una prórroga. Nosotros les pedimos que, como viene el invierno, por lo menos nos entreguen las aulas y los baños y cierren la parte en donde se está construyendo. Nos respondieron que a lo mejor en dos meses podrían entregarnos esa parte”, aseguró Liliana Martínez, rectora de la institución educativa.
La escuela hoy es un galpón que ofreció la Municipalidad de San Benito y que antiguamente funcionaba como polideportivo, a pesar de que esa obra nunca se concluyó. Como en cualquier tinglado el piso es de cemento y el techo alto de chapa de zinc. Las aulas no poseen ningún tipo de calefacción y las filtraciones de aire están por todos lados.
Adentro del galpón-escuela hay cinco cursos separados por paredes de durlock más un espacio destinado al rectorado que en realidad es todo: archivo, sala de profesores y donde alojan el servidor del sistema de netbooks del programa Conectar Igualdad. El lugar tiene serios problemas de humedad, sanitarios inapropiados y déficit de infraestructura.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS)