Debate sobre la depredación y agresión al ambiente

El no a las termas

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Silvio Méndez

Desafiando el frío lacerante en una tarde de cielo plomizo, el domingo pasado un nutrido grupo de ciudadanos se reunió en asamblea en la Toma Vieja de Paraná. Fue en el fondo del predio, pasando el boliche bailable y las piletas, frente a la canchita de fútbol, en una franja verde sobre el límite que separa el espacio público de los campos de la empresa Energía de Entre Ríos Sociedad Anónima (ENERSA). Justo frente al predio donde a fines de junio, con topadoras y maquinaria pesada, comenzó una brutal tala de especies autóctonas con el fin de realizar una perforación en la búsqueda de agua termal.

Poco días después, con un acampe, ambientalistas decidieron resistir el desmonte, custodiando el lugar día y noche, y obteniendo cada vez más adhesiones, tras lanzar una campaña de denuncias y concientización contra el proyecto oficial que ya cuenta con varios frentes.

Así las cosas, el fin de semana pasado, la asamblea –que en ese momento componían alrededor de 200 personas– puso en común las últimas acciones de un colectivo que, reunido bajo la denominación “Más río, menos termas”, ha convocado a vecinos y activistas del Foro Ecologista Paraná, M’Bigua, la Deriva Bicicletera y La Tribu del Salto, entre otras organizaciones.

Luego de realizar una plantación de ejemplares arbóreos en el sector devastado por las topadoras, los asambleístas entablaron un debate en el que delinearon estrategias para difundir las razones del reclamo y los porqués de la oposición a la instalación de un complejo termal en la zona, proyecto sobre el que pocos detalles se han dado, más allá de los anuncios grandilocuentes.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del 11 de julio de 2013)

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