Borrar con el codo

Jorge Riani
En la Municipalidad hay mucha bronca. Afuera también, y por el mismo motivo: un veto de la intendenta a, quizás, la única ordenanza que se aprobó por unanimidad y con acompañamiento de instituciones de la ciudad que aportaron letra y conceptos.
El destino del enojo tiene nombre y apellido: Blanca Osuna, a quien llegaron a llamar “autoritaria”, “cerrada” y “decepcionante”. Los adjetivos se desprenden del comunicado de una de las entidades que acordaron trabajar para la creación de una ordenanza que rechazaba la modalidad de barrios cerrados como modo de construcción urbana para la ciudad.
En efecto, la intendenta vetó el aspecto medular de la ordenanza que prohibía la construcción de barrios cerrados. Con su reciente decisión, la intendenta de Paraná logró unificar la molestia de concejales tantos oficialistas como de partidos opositores. Y según pudo saber esta revista, el malestar se hacía extensivo a funcionarios del gabinete municipal, al tiempo que tomó por sorpresa a más de un colaborador directo de la mandataria comunal.
El viceintendente Gastón Grand sería otro de los actores de la ordenanza molestos con la decisión de Osuna. Y en su caso acentuado por haber sido uno de los funcionarios municipales convocantes de las organizaciones civiles para que aporten ideas en la materia.
Una de las voces más ofuscadas fue la de concejal radical Miguel Rettore. “Recordemos que esta ordenanza –dijo– es una de las pocas que, ante nuestra solicitud, el oficialismo permitió trabajar en contacto y consulta con instituciones de la ciudadanía y con la presencia de todos los colegios profesionales de la provincia con representación en la ciudad (las otras son la de Casa de la Ciudad y la de Ahorro local para el desarrollo local, una vetada y la otra con claros intentos de impedir su sanción)”.
(más información en la edición gráfica de ANALISIS)