Oscura vigilancia maternal

Silvio Méndez
El mercado ofrece hoy al alcance de quién tenga un poco de dinero y las intenciones para su uso, innumerables dispositivos para el control y la vigilancia electrónica. Sin in ir más lejos, en negocios de artículos relacionados con la informática, se puede adquirir por unos miles de pesos, in kits que incluyen cámaras de video con programas y módem que permite observar a los vigías a través de cualquier dispositivo con conexión a Internet. De hecho, cada vez es más usual que pequeños comercios o medianas empresas instalen sistemas de cámaras de video vigilancia para controlar el personal, a los que pueden observar incluso a través de teléfonos celulares inteligentes, tipo smartphone.
Montado sobre los límites difusos de la legalidad, que comprende también la acción del propio Estado que ha desplegado una red centinela de cámaras de vigilancia en la vía pública a través del denominado sistema policial 911, esas fronteras se han corrido a casi todas las esferas de la vida cotidiana. Desde el interior de una fábrica, pasando por un drugstore de barrio, hasta dentro de algunos hogares cuyos moradores desconfían de las personas que prestan servicio de casa de familia; para todos hay alguna opción que se puede saciar en góndolas cada vez mejor surtidas.
(Más información en la edición gráfica número 994 de ANALISIS del 10 de octubre de 2013)