El sueño rosa de Urribarri

Jorge Riani
El sueño entrerriano desvela al gobierno. Es un sueño que le quita el sueño. Sergio Urribarri quiere ser presidente de Argentina. Para alcanzar el sueño tiene por delante un camino que se enmaraña en incontables atajos que conducen a un sinfín de intereses.
Barones del conurbano, caudillos, empresarios, sindicalistas, lobbystas de toda calaña y todo interés, contratistas, embajadores, mafiosos, clericales, liberales, en fin, un mundo de intereses que vuelven efervescente la ruta hacia la Casa Rosada. Todos esos intereses pueden confluir en esa genial invención argentina capaz de dar cobijo a intereses más disímiles: el peronismo.
Y Urribarri cuenta con una oportunidad extraordinaria, como es que ese peronismo, con diez años en el poder, sin oposición expectante, imperante y con dinero, con aparato, con impulso político está buscando una figura para inventar y a la quien ungir como nueva figura cuando ya se han agotado, por sano imperio de los plazos republicanos, los actores fundantes de esta versión del peronismo, llamada kirchnerismo.
Con las elecciones del domingo último, Urribarri se ilusionó más todavía. Es probable que haya disfrutado tanto el triunfo de su fuerza en Entre Ríos, como la derrota del gobernador Daniel Scioli en Buenos Aires. Scioli es el fantasma que amenaza con sacudir el “sueño entrerriano”.
(Más información en la edición gráfica 995 de ANALISIS del 31 de Octubre de 2013)