El 5 de septiembre, en el centro Cultural La Hendija, con el auspicio de ANÁLISIS

Selva Almada presenta su libro “Chicas muertas”

Edición
1008

Capítulo 2 [fragmento]

Desde la mañana temprano, el sol calentaba las chapas del techo de la casa de los Quevedo, en el barrio Monseñor de Carlo, de la ciudad Presidencia Roque Sáenz Peña, Chaco. Los primeros días de diciembre preludiaban el álgido verano chaqueño, con temperaturas de 40°, habituales en esa zona del país. En el sopor de su pieza, María Luisa abrió los ojos y se incorporó en la cama, lista para levantarse y salir a su trabajo en lo de la familia Casucho. Hacía poco que trabajaba allí, de mucama.

Para vestirse, eligió prendas frescas pero bonitas. Le gustaba andar arreglada en la calle, aunque, para trabajar, usara ropa de fajina, una remerita y una pollera viejas, desteñidas por el sol y las salpicaduras de lavandina. De su ropero de muchacha pobre eligió una musculosa y una falda de bambula, adornada con un cintito de cuero que se ajustaba rodeando la cintura. Se lavó la cara, se peinó los cabellos, ni largos ni cortos, lacios y oscuros. Agitó el tubito de desodorante en aerosol y luego de aplicarlo en las axilas, lo roció por el resto del cuerpo. Apareció en la cocina, flotando en esa nube perfumada y dulzona. Tomó los tres o cuatro mates que le cebó su madre y luego salió de la casa.

Había cumplido los quince hacía poco, el 19 de octubre que, ese año, había coincidido con el día de la madre. Era una chica menudita que todavía no había terminado de echar cuerpo. Tenía quince, pero parecía de doce.

La casa de los Casucho quedaba en el centro de la ciudad de Sáenz Peña y María Luisa hacía el trayecto, unas veinte cuadras, a pie. Esa mañana, 8 de diciembre, era el día de la Virgen, un feriado a medias, pues algunos comercios abrían normalmente. Pero la ciudad andaba a media máquina, así que se habrá cruzado con poca gente.

Estaba contenta porque era su primer trabajo. Entraba temprano, a eso de las siete, y se retiraba a las tres de la tarde, luego de limpiar los platos del almuerzo.

(Más información en la edición gráfica número 1008 de ANALISIS del jueves 28 de agosto de 2014)

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