Una elección con candidatos limitados que, no obstante, pueden ser parte de un cambio positivo

La posibilidad de crear una cultura política diferente

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1025

Antonio Tardelli

Al comentar dos episodios que conjugan ingredientes vinculados con el poder del gobierno, la influencia de las empresas y el funcionamiento del aparato judicial, la socióloga Maristella Svampa comprueba la existencia de un clima político objetivamente estéril, salvo para quienes medran con los efectos de la potenciada división.

El apartamiento del juez Bonadío del expediente en que se investigan supuestos delitos cometidos por la familia presidencial en la administración de Hotesur y el procedimiento llevado a cabo en el domicilio del periodista oficialista Víctor Hugo Morales, derivaron en el siguiente análisis de Svampa, una de las más serías y lúcidas críticas del gobierno peronista.

Escribió la investigadora: “Las demostraciones de poder y la sucesión de chantajes y venganzas cruzadas a las que hoy asistimos no sólo apuntan a exacerbar la polarización política sino, sobre todo, a aflojar aún más los escasos controles horizontales y verticales existentes, lo que termina de asegurar así la impunidad a los diferentes bandos en pugna”.

En pocas líneas se ha trazado todo un cuadro de situación: la política convertida en territorio de extorsiones, de mafiosos pases de facturas, de división exacerbada, de descontrol, de arbitrariedad, de delito y de anomia. Hay, sin embargo, quienes se benefician con todo ello.

La grieta –o como se llame– no es, entonces, únicamente un clima perturbador.
Es un estado de cosas que objetivamente acelera la decadencia.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del 30 de julio de 2015)

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