El efecto lavandina de las PASO dejó mutilados

Con gusto a purga

Edición
1027

Hugo Remedi

Quizás el mayor emblema del infausto efecto lavandina que dejaron las recientes PASO haya sido la cabeza rodando del histórico capo peronista de Santa Elena, el popular Dani, Domingo Daniel Rossi, lo que a su vez tuvo, curiosamente, consecuencias absolutamente tranquilizantes para el oficialismo que en ese afán oxigenó al ex presidente del Iosper, Silvio Moreyra, para destronar al alicaído monarca parroquial.

No solo Rossi cayó bajo la munición electoral que limpió a buena parte de la dirigencia política que ahora mira con incertidumbre el destino que se avecina a partir del 10 de diciembre próximo. Así, se pueden observar en este funesto catálogo a políticos como el actual diputado nacional radical, Fabián Rogel, quien de precandidato a gobernador por el centenario radicalismo pasó literalmente a la nada; y a sus colegas pero del Frente para la Victoria, Osvaldo Elorriaga y Liliana Ríos.

También deberán ir por otros rumbos diputados provinciales como el socialista Lisandro Viale, Enrique Fontanetto, Emma Bargagna del GEN; intendentes como Carlos Schepens de Concepción del Uruguay y Claudia Gieco de Diamante, y el polémico actual presidente del Concejo Deliberante de Paraná, Gastón Grand, entre otros.

La mayoría de los dirigentes, ahora con el pase libre en la mano, participaron de las PASO; otros no, pero de hecho el entrañable 9 de agosto fue, en definitiva, el día en el que se extendió para varios de ellos el tan temido certificado de defunción para participar de las elecciones generales del 25 de octubre.

El símbolo mayor de esta purga electoral es sin dudas Domingo Daniel Rossi, quien por años fue el exclusivo referente de cuanto dirigente político quisiera hacer cabeza de playa en el departamento La Paz y sobre todo en Santa Elena. Rossi, públicamente en su momento, se había puesto de espaldas al gobierno provincial y nacional, exigiendo cosas en un acto de total rebeldía que el oficialismo KU, no le perdonó. A regañadientes, ató el capo de Santa Elena un acuerdo con el oficialismo para presentarse una vez más como candidato a intendente de su parroquia natal. Con prisa y sin pausa, le metieron de rival al ex presidente de Iosper y trabajador de la Legislatura, Silvio Moreyra, a cuyo servicio pusieron de inmediato toda la infantería pesada del gobierno.

(Más información en la edición gráfica número 1027 de la revista ANALISIS del 27 de agosto de 2015)

Edición Impresa