El kirchnerismo y su liturgia fuera de tiempo

Antonio Tardelli
Como si fuera ajena a cuanto le ocurre, la ex Presidenta de la República insistió esta semana con que advierte en el país un clima de “desperonización” similar al que siguió a la Revolución Libertadora de 1955. Es en ese marco, añadió, donde deben inscribirse las resoluciones judiciales que la amenazan. Cristina Fernández de Kirchner denuncia que el gobierno de Mauricio Macri se dedica a perseguirla.
No es la primera vez –y puede sospecharse que no será la última– que la ex jefa de Estado equipara su suerte a la de mandatarios derrocados por asonadas militares. A la salida de su primera incursión por Comodoro Py, se autoincluyó en el altar donde ya se venera a Juan Perón e Hipólito Yrigoyen.
La jerga combativa, con reminiscencias de la Resistencia Peronista de los sesenta, es el sitio desde donde el kirchnerismo prefiere ensayar sus descargos ante los kilos de pruebas que en el Poder Judicial ponen en entredicho la transparencia de su administración. La liturgia contagia a todo el (relativamente disminuido) universo k: seguidores, simpatizantes, militantes, dirigentes y fanáticos. Gente seria también se pliega a la estrategia.
(La nota completa en la edición número 1047 del jueves 22 de septiembre de 2016 de la revista ANALISIS)