Otro pastor descarriado

Juan Cruz Varela
No está en orden la casa del Señor. En General Ramírez, a unos sesenta kilómetros de Paraná, parte de la feligresía católica está alzada en contra del sacerdote Mario Rafael Ventura, a quien acusan de tener actitudes de crueldad propias de las contiendas de religión de tiempos inmemoriales. Dicen, por ejemplo, que no permite comulgar a los fieles si están separados o divorciados, que tampoco los deja que sean padrinos o madrinas de bautismos, que se niega a bautizar a los hijos de madres solteras y que no los admite en el colegio católico que dirige.
Todo esto fue cocinando un cóctel que se preveía explosivo. Y la bomba estalló: un grupo de católicos de la localidad, practicantes de la fe, alzaron la voz en nombre de otros muchos y le enviaron una carta al arzobispo Juan Alberto Puiggari pidiéndole, directamente, el desplazamiento del sacerdote.
Esto sucedió en mayo pasado y en la carta, incluso, se habla de “reacciones violentas” por parte del sacerdote, que motivaron una denuncia policial en la comisaría local por la golpiza que le propinó a una mujer que trabajaba en la parroquia, y una demanda por daños y perjuicios que tramita en los tribunales de Nogoyá.
Puiggari, como en otras ocasiones, hizo caso omiso a las denuncias y nada respondió a los feligreses que le pidieron, al menos, que hable con su pastor, que lo invite a reflexionar, que lo haga modificar su actitud de confrontación permanente.
Pero la pasividad del arzobispo envalentonó a Ventura y lo motivó para descargar una diatriba venenosa contra sus detractores: “Son todas mentiras”, dijo primero. “La gente de este pueblo conoce quiénes llevan adelante este movimiento: una señora que estaba en un prostíbulo donde se vendía droga, otro que le pidió plata prestada al hermano y a la hora de devolverla lo hizo con cheques sin fondos, que pidió un camión y no se lo devolvió nunca y lo vendió… Quieren confundir a la gente. En Ramírez, los fieles vienen a misa como en todos lados y se acercan a los sacramentos. Los bautismos y los casamientos son normales, pero hay dos o tres personajes que tiene un historial completo y que encararon este movimiento de querer sacarme y mienten”, dijo en una entrevista que le dio a una radio de frecuencia modulada y al semanario El Observador.
Esto no hizo más que profundizar las divisiones en el pueblo, entre aquellos que pretenden el desplazamiento del sacerdote y quienes lo defienden.
(Más información en la edición gráfica número 1051 de ANALISIS del jueves 24 de noviembre de 2016, en una nota de cuatro páginas)