¡Teléfono en la Redacción! (14)

Entre Ríos todos los bardos: los zapatos del señor juez y la hipocresía del fiscal

Edición
1056

Por A.S.
—¿Cómo le va? Estaba esperando su llamada.
—¿Me extrañaba?
—No, pero como siempre llama a esta hora me parecía raro que aún no lo hubiera hecho.

—¿La verda´? No estoy de mucho ánimo. Pero tampoco quería fallarle. Si no, cómo llena uste´ esas dos páginas de morondanga que tiene en el quincenario, ¿no?
—Ah, está de vivo. Cuelgue nomás. Con más razón si no está de ánimo.

—Na… Si a mí me divierte hablar con uste´. Era una bromita, para intentar levantar un poco la moral. Con lo que fueron estos días no es fácil, ¿vio?
—Qué quiere que le diga. Supongo que está hablando de toda la angustia, la tensión y la infinita tristeza que produjo el caso de Micaela García. Pocas veces he visto semejante empatía ante un drama de este tipo. La provincia entera estuvo en vilo.

—Y buena parte del país. Por eso por unos días, los medios porteños, como caranchos hambrientos, van a seguir sacándole el jugo al tema.
—Ni hablar. Algunos simplemente haciendo negocio, exprimiendo el rating, buscando audiencia, tratando de conseguir la nota “reveladora” con el cuñado de la hermana de la sobrina del mellizo que no fue. Y otros, descargando todos sus preconceptos ideológicos, con la máxima bajeza de la que son capaces, para intentar llevar agua para sus respectivos molinos.

—En estos días no habría que prender la tele ni escuchar radios ni leer algunas páginas digitales para conservar la salu´ mental. En serio, eso que uste´ describe va a ser abrumador. Ya lo está siendo.
—Y agréguele las redes sociales: una catarata de catarsis de personas bienintencionadas que procuran procesar el impacto del dolor, algunas con sus creencias religiosas, otras desde sus más profundas convicciones personales, pero muchas otras también dejando salir lo peor de adentro y, a su modo, dando su propia y más descarnada versión de las mismas intencionalidades de los medios. En resumen no habría que ver tele ni entrar a feisbuc ni nada.

—Es como mucho. Tampoco uno puede aislarse del mundo en estos tiempos de hipercomunicación. Porque por más que uste´ no entre a las redes o no prenda la tele, se lo van a mandar por whatsapp, si algo les llamó la atención a alguna de sus amistades.
—Entonces también habría que apagar el celu.

(Más información en la edición gráfica número 1056 de la revista ANALISIS del día miércoles 12 de abril de 2017)

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