El bombero Cervilla

A. M.
Cambiar de entrenadores en el fútbol argentino es prácticamente una constante. El exitismo con el que se vive en el país, al margen de algunas excepciones en las que se apuesta al trabajo a largo plazo, obliga a que, si no se dan los resultados, se cambia rápidamente al conductor del equipo. Ninguna divisional del fútbol argentino está al margen de esta realidad y, desde la élite hasta la última divisional de ascenso, ganar o ganar es la premisa, caso contrario no hay mañana.
El Torneo Federal A, la tercera divisional del fútbol argentino de ascenso, lógicamente atraviesa esa realidad y el temor a la derrota siempre lleva a tomar decisiones, muchas veces apresuradas.
En esta divisional, Atlético Paraná vivió semanas atrás -en carne propia- esa realidad que atraviesa al deporte más convocante de la Argentina. De un momento para otro, en el club del barrio San Martín de la capital entrerriana, decidieron que el ciclo de Hugo Fontana había llegado a su final y, rápidamente, arreglaron condiciones para el retorno de un viejo conocido de la entidad Rojiblanca: Edgardo Cervilla.
El santotomesino inició su tercer ciclo en la entidad y lo hizo con el firme objetivo de alcanzar la meta que se propuso el plantel antes de comenzar la temporada: lograr la permanencia en la divisional.
El camino comenzó bien, hasta el cierre de esta edición no conocía el sabor de la derrota. De todas maneras, la misión no será nada sencilla, pues el torneo es por demás competitivo y complicado, como históricamente lo fue esta divisional: rivales duros, canchas complicadas y estadios difíciles.
(La nota completa en la edición gráfica número 1131 de la revista ANALISIS del jueves 23 de junio de 2022)