La sangre de Barrientos en sus manos

Luego de siete meses, los investigadores reunieron prueba concreta que permitió ubicar a dos hombres en la escena del crimen de Gustavo Barrientos. Diego Germán Costa y Juan Sebastián GomilaBordiga, pesos pesados del crimen organizado y con contactos en la Policía de Santa Fe, se fugaron antes de los allanamientos en sus viviendas el Laguna Paiva. Radiografía de una causa que dio un gran paso, pero con al menos seis sicarios más por identificar.
José Amado
En medio de una maraña de datos, planillas de llamadas, de mensajes, testigos verosímiles, testigos inciertos, videos de cámaras de seguridad, huellas, rastros, seguimientos, averiguaciones y más videos, surgió una pista que, relacionadas con otros elementos, terminó siendo la más firme de todas las que se siguieron en siete meses de una de las investigaciones de crimen organizado más compleja que hay en la provincia. Dos hombres tendrán que explicar qué hacían en el grupo comando de nueve sicarios que, en la tarde del 18 de febrero, irrumpieron en una vivienda de Colonia Ensayo y terminaron con la vida de Gustavo Andrés Barrientos. Aunque, en rigor, no hay forma de explicar ni justificar nada.
Durante tres meses los investigadores trabajaron esa pista con más datos, testimonios y pericias de todo tipo para lograr una orden de detención. Y tanto trabajo para que, cruzando el río Paraná hacia la ciudad de Santa Fe, la información se filtre como agua entre los dedos y los sicarios se escapen antes de ser detenidos.
Diego Germán Costa y Juan Sebastián GomilaBordiga fueron los dos hombres buscados en los múltiples allanamientos realizados el viernes 8 de septiembre. Están ocultos en algún lugar y se mueven con la seguridad que les pueden brindar de sus contactos en la Policía de Santa Fe. Ya demostraron tener acceso directo a la información que llega a la Justicia de la vecina provincia y a acotados sectores de la fuerza de seguridad, en las horas de trámite de un exhorto previo a una orden de allanamiento.
De todos modos, tener a dos personas identificadas como posibles partícipes del crimen, fue un importante paso que logró dar la causa a cargo del fiscal de Diamante, Gilberto Robledo, y los efectivos de la División Homicidios de la Policía de Entre Ríos. Aunque todavía queda un largo camino por recorrer: primero, encontrar a los dos prófugos; luego, vincularlos con los tres anteriores sospechosos que buscaron en los allanamientos en el mes de mayo, también en Santa Fe; además, ubicar a otros tres posibles integrantes de la banda de sicarios, de los cuales ya hay algunos nombres en carpeta, pero todavía faltan algunas evidencias para poder implicarlos en el homicidio. Finalmente, la tarea más difícil (y quizás sea una misión imposible) será dar con el autor intelectual, el instigador de un asesinato que marcó un antes y un después en la historia del ambiente criminal entrerriano.
(Más información en la edición 1144 de la revista ANALISIS del jueves 21 de septiembre de 2023)