Tiempos de incertidumbre con la transición en los cuerpos

Hay un bienestar que no llega. Estamos inmersos en una carrera contra el tiempo de la que somos protagonistas obligados. Los ciudadanos frente a los aspirantes de la política que, buscando esos apoyos cada día más volátiles, prometen a mansalva un futuro venturoso. Año electoral, año de promesantes. Lo transcurrimos entre palabras que modelan el porvenir para ganar la atención. Gustar para ganar. Eso sí, después hay que gobernar. Un detalle (¿lo sabían?). Sentimos que estamos igual o peor. Decepción de un diciembre caliente. Es increíble que podamos hablar en estos términos a tan solo once días de asumir una nueva conducción del Estado Nacional. Entre decepción y decepción, con dirigentes que siguen en banda negativa, se refuerza el cuestionamiento a la representatividad. La incertidumbre llegó para quedarse. La falta de certezas es la única certeza. En definitiva, ha sido un año casi entero de transición, pero ¿hacia dónde? Quien pudiera saberlo. A tientas empezamos, a tientas terminamos. No se puede dejar de caminar, porque cocodrilo que se duerme, amanece hecho cartera. Estamos, un poco más cansados y con la transición en los cuerpos. Haciendo el aguante.
Néstor Banega
Días tormentosos
Un clima cambiante pone en jaque nuestra capacidad de adaptación y comprendemos, tardíamente, que son acciones absolutamente antrópicas las que van consolidando el camino hacia la tormenta perfecta.
Circunstanciales administradores del país no ofrecen claridad por más que hablen de luz. Prueba y error permanente. Idas y vueltas sorprendentes, un mecanismo que se torna dañino porque impacta sobre una sociedad sin demasiadas opciones a la que en nombre de un ofrecimiento que está más allá del horizonte, en el mientras tanto, le quitan lo poco que tiene.
Argumentando la necesidad de control, algunos ministros generan las condiciones objetivas para que haya tensión en la calle. En lugar de presentar programas, lanzan amenazas. Terminamos un año plagado de claroscuros y nos acercamos a los empujones hacia fechas que nos movilizan.
Tiempos con recuerdos dolorosos que marcaron cambios de época. De esas situaciones que generan un antes y un después.
Persiste en nuestras costumbres aquello de “las fiestas”, pero nadie está seguro (por más que le ponga onda y disimulo) que puedan llegar a serlo en plenitud.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1147, del día 20 de diciembre de 2023)