El adiós a un gran dirigente

Por A. M.
De fondo suena la Marcha del Deporte. Frío. Muchos gurises desfilando y un sinfín de escudos que se mueven de acá para allá, con algunas banderas que ondean con el viento sur que indica que es invierno en esta parte del mundo. Palabras de bienvenida y, después, a jugar. Como era habitual allá por la segunda parte de la década de 80’ y del 90’, siempre una figura sobresalía en el palco principal. No era de hablar mucho, más bien callado o de pocas palabras, pero siempre andaba dando vueltas por alguna cancha, a veces en todas.
Sin dudas, una clásica postal del Torneo Internacional de Toritos de Chiclana. En una época los actos inaugurales se realizaban en cancha de Patronato, otros en la vieja cancha de Belgrano de calles Salta y Nogoyá y, un poco más acá en el tiempo, cuando Toritos tuvo su predio, se hizo en el Estadio con el que cuenta en la actualidad. Donde sea, siempre Don Sito estaba presente, hasta que decidió colgar lo botines de la dirigencia y dar lugar a los que venían un poco más atrás y decidieron seguir sus pasos.
Para cualquiera que haya defendido la camiseta de Toritos, la muerte de Don Luis Metz caló hondo, es que se fue una parte de la infancia, al menos para quien escribe estas líneas. Es que fue uno de los gestores del nacimiento de una institución que marcó una antes y un después en el fútbol de Paraná, de la región, pero también del país y de la parte sur del continente americano.
La historia cuenta que en mayo de 1972 nació Los Toritos de Chiclana. La idea de un grupo de amigos era armar un equipo para disputar diferentes torneos que se jugaban por aquel entonces. Esa intención primigenia creció tanto que con el correr de los meses se iba a transformar en una institución. La fecha precisa de la creación, a esta altura, poco importa, pero allí ya andaba metido un joven Don Luis Metz que ya tenía en mente la idea de darle mucha cabida al fútbol infantil.
No en vano, unos años después de la creación, el dirigente se dio el lujo de encabezar lo que fue el torneo de fútbol infantil de la Liga Paranaense de Fútbol. Fue, tal vez, el mojón para lo que tiempo después sería el Torneo Internacional y el Campeonato Panamericano. En pocos años, Toritos de Chiclana tenía un nombre en las categorías formativas y comenzaba el mito de lo que por muchos años fue un monstruo que regaba de miles de gurises la capital entrerriana durante una semana de las dos que, habitualmente, tienen las vacaciones de invierno.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1149, del día 18 de abril de 2024)