Mariano Montero le puso punto final a una gran carrera como softbolista de la Selección Argentina y de Patronato.

El último bateo

Edición
1150

Por P.R.

Patronato se consagró campeón del torneo oficial de la Asociación Paranaense de Sóftbol, no obstante, el cierre de temporada tuvo un detalle no menor: Mariano Montero, referente de la Selección Argentina y del “Rojinegro” le puso punto final a su extraordinaria carrera deportiva. Durante sus años como jugador, el paranaense tuvo la chance de disputar 5 mundiales, levantó el título de campeón del Mundo en Praga 2019, fue medalla de oro en los Juegos Panamericanos 2019, campeón del torneo Panamericano y hasta ganó el Olimpia de Plata en sóftbol.

- ¿Te costó tomar la decisión?

-Fue una carrera muy amplia y estoy muy contento de ponerle punto final de la manera en que se dio. Tomar la decisión no fue tan difícil porque lo venía barajando con tiempo. Cuando estaba llegando el momento hubo algunas dudas, aunque el llamado para ser parte del nuevo cuerpo técnico de la Selección Argentina de mayores me permitió decidirme sin reproches. El tener un rol en la selección lo disfruté y eso me dio la razón en cuanto a la decisión tomada.

- ¿Te imaginabas semejante carrera?  ¿Tomaste dimensión?

-Fueron muchos Mundiales y muchas giras. De chico lo imaginaba y con el paso del tiempo se me fueron cumpliendo los objetivos. Si vuelvo el tiempo atrás y alguien me dice que mi carrera sería como fue, no le hubiese creído. Uno sabe que tuvo una carrera muy linda, pero nos cuenta tomar dimensión de su significado.

-Uno de los momentos más lindo fue salir campeón del Mundo con la selección, no obstante, un gran momento fue en tu último partido con Patronato cuando te reemplazó tu hijo.

-Fue increíble e impensado. Levantar la Copa del Mundo en Praga 2019 fue épico, pero retirarme de la manera que me tocó fue emocionante. Cuando el partido se estaba terminando el técnico me saca del partido y lo hace por mi hijo Faustino, que tiene 17 años. Uno de mis últimos sueños era poder cumplir al menos una temporada con él. Mi hijo se sumó hace poco al plantel mayor y que sea él quien me haya reemplazado en mi último juego fue algo brillante. Traté de saludarlo rápido, de no quedarme con él a hablar porque me iba a largar a llorar. Fue un regalo muy lindo que no me voy a olvidar más.  

(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1150, del día 16 de mayo de 2024)

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