
Silvia D´Agostino afirmó que "se trabaja a cama caliente pero son épocas difíciles" por el contexto económico.
El Sanatorio “La Entrerriana” cumplió 70 años de vida en Paraná y su titular, Silvia D´Agostino, recordó los inicios de la institución y la importancia de su padre, el histórico dirigente peronista y exsenador nacional Lucio Roque D´Agostino. También se refirió a la difícil situación que atraviesa el sector de la salud en el actual contexto económico.
En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio de la Plaza), D´Agostino recordó que vivió su infancia en el sanatorio “como el lugar de trabajo de papá”. “Recuerdo el viejo sanatorio donde hoy está la Secretaría de Trabajo y el lugar que más me gustaba del nuevo sanatorio, donde está emplazado ahora, era la cocina”, rememoró.
Y admitió: “Nunca pensé que iba a estar a cargo del sanatorio, porque me fui a estudiar a Buenos Aires, estuve en consultoría y en otras cosas hasta que en un momento el Consejo Federal de Inversiones (CFI) me contrató para hace un trabajo en Santa Fe y volví a vivir en Paraná, y eso cambió el rumbo de mi vida, me fui acercando cada vez más al sanatorio, primero como asesora y cuando mi papá falleció en el ´81 me hice cargo, junto con un equipo médico y un directorio”.
“Ahí cambio mi destino. Nunca pensé que iba a volver a Paraná y menos que menos que iba a tener algo que ver con el sanatorio”, reconoció.
De todos modos, aclaró que no tuvo que hacer ningún esfuerzo para amar el lugar: “Por el contrario, lo tomé como una responsabilidad y como un deber ser. Teníamos que mantenerlo y hacerlo crecer, y era un desafío porque era la continuación del sueño que había tenido mi padre y los socios fundadores”.
“En los últimos años de vida de mi padre, del ‘76 al ‘81 estuve asesorándolo; mi hermana estudió medicina y estaba más cerca de algunas cuestiones porque yo fui la única no medica de la familia. Siempre en momentos difíciles me acordaba de mi padre y eso me daba fuerza para no bajar los brazos”, acotó.
En ese sentido, contó: “Leyendo actas viejas del sanatorio, vi que la historia se repitió muchas veces: las dificultades, los problemas, los préstamos, la garantía de los socios, y la historia se sigue repitiendo”.
Sostuvo que de los fundadores del sanatorio “no queda ninguno con vida ni tampoco de sus familiares” y mencionó que “en el camino se han ido sumando otros médicos jóvenes que tienen alguna acción del sanatorio”.
Sobre la vida política de su padre, quien fue uno de los principales dirigentes del peronismo entrerrianos de su época, afirmó que “en un principio solo hacía medicina y recién en su mediana edad se comenzó a dedicar a la política; como era un apasionado de las dos cosas y tenía un gran potencial de trabajo, lo podía hacer”.
“Cuando fue senador nacional, programaba las cirugías y en los dos días que estaba en Paraná no salía del quirófano. Pero era otro estilo de conducción, él tenía una presencia muy importante, recorría el sanatorio y las habitaciones –que como médico podía hacer y yo no puedo hacer- y su sola presencia marcaba el deber ser del sanatorio”, rememoró.
Sobre el reconocimiento político, D´Agostino reflexionó que “en el justicialismo da la impresión de que cuando algunos dirigentes llegan, lo hacen ahora y todo empieza ahora, y que todo el esfuerzo que hicieron antes, en la época de lucha y de resistencia, pasó, se ignoran o no se la acuerdan o no lo supieron nunca”.
En lo personal, también destacó: “Tuve militancia comprometida pero en algún momento me di cuenta que no había una inserción real, no sentía que podía hacer algo dentro de la política y por eso me dediqué a las ONG o entidades que podían hacer propuesta para el bien común desde afuera de la política, por eso mi inserción en el Consejo Empresario y otras entidades, siempre con propuestas y trabajando por la gente de nuestra provincia”.
Consultada por la actual situación de la entidad, dijo que “el sanatorio trabaja muy bien, a cama caliente, como es la realidad de la provincia y la ciudad de Paraná, porque no ha crecido el número de camas y sí ha crecido la población, con lo cual hay insuficiencia de camas hospitalarias y privadas y tenemos mucho caudal de trabajo”.
En ese contexto, advirtió que “son épocas difíciles. La inflación nos pega mal porque cobramos a plazo y a precio histórico y la devaluación realmente nos afectó muchísimo porque todo lo que es insumo, medicamente, descartables, está atado al dólar y nuestros precios no se modifican de acuerdo a eso sino por la capacidad de pago del financiados. Así que son momentos duros y difíciles”.
Sostuvo que el sanatorio tiene actualmente “unos 220 empleados directos y 60 más de las empresas asociadas” y reflexionó: “Somos un sector al que no nos reconocen, somos mano de obra intensiva; el 65% de nuestro presupuesto es el recurso humano y nunca nos premian por eso: no tenemos tarifa de luz diferencial –por la cual hemos peleado a nivel nacional y provincial-; no podemos hacer ahorro de energía porque los aparatos deben estar conectados las 24 horas de los 365 días del año; nos cobran igual que cualquier comercio que trabaja ocho horas y un feriado puede no abrir sus puertas mientras nosotros debemos abrir las puertas y pagar doble”.
“No tenemos subsidios y tampoco lo pedimos sino que pedimos que nos analicen y nos reconozcan como un sector prioritario, pero aparentemente la salud no es un sector prioritario ni es una política de Estado”.