
Un grupo de investigadores del Laboratorio de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL, publicó en la prestigiosa revista Science of The Total Environment el primer estudio que analiza el efecto de herbicidas junto a microplásticos en anfibios.
El doctor en Ciencias Biológicas Maximiliano Attademo, uno de los miembros de la investigación, explicó los alcances del trabajo.
“Hace muchos años venimos trabajando con anfibios, un grupo de vertebrados muy sensibles a cualquier cambio ambiental; por eso en los papers y trabajos científicos se los llama «canarios de las minas», ya que nos dan indicios de lo que está pasando en el ambiente”, introdujo el experto, haciendo el paralelismo con los canarios que llevaban los mineros a las profundidades y que, en el caso de una emisión de gases tóxicos invisibles, moriría antes que los trabajadores, alertándolos para que puedan salir a tiempo.
Algo similar estarían haciendo los anfibios anuros del litoral, estudiados por estos científicos de la universidad, que están sufriendo por la contaminación de plásticos y agrotóxicos presente en nuestros ríos. ¿Podría afectar también a los humanos?
Glifosato y glufosinato de amonio, herbicidas de uso común en cultivos genéticamente modificados, y su interacción con microplásticos: Ecotoxicidad en renacuajos de anuros.
Glifosato y glufosinato de amonio, herbicidas de uso común en cultivos genéticamente modificados, y su interacción con microplásticos: Ecotoxicidad en renacuajos de anuros.
“En la agricultura convencional se utiliza una gran cantidad de agroquímicos, particularmente herbicidas, y entre los herbicidas, el glifosato”, explicó Attademo. “Ahora se está empezando a usar el glufosinato de amonio, que es otro herbicida, ya que el glifosato no está cumpliendo la función de controlar las malezas porque están empezando a ser un poco más resistentes”.
Por otro lado, se está viendo un aumento importante en la cantidad de microplásticos en los humedales. “Uno habitualmente lo que ve en la laguna son botellas o bolsas de plástico, pero con el tiempo se van degradando en pequeñas partículas, algunas muy chiquititas llamadas microplásticos y otras más pequeñas, que las vamos a llamar nanoplásticos”, puntualizó.
“El problema es que muchos de esos plásticos funcionan como transportadores: se asocian o se unen a moléculas tóxicas, como las de los herbicidas, y descubrimos que la combinación de microplásticos y herbicidas es sumamente tóxica”, sintetizó el especialista, agregando que incluso en pequeñas dosis esto es mucho más tóxico para los anfibios.
Las mediciones realizadas sobre las actividades enzimáticas de estos anfibios (ranas y sapos) mostraron “un efecto bastante preocupante en los individuos”, ocasionando cambios bioquímicos y problemas de reproducción.
En conclusión, para atenuar esta situación es necesario atacar el problema desde los dos frentes. “Hay que seguir con políticas ambientales para minimizar el impacto de los agroquímicos. Existen un montón de modelos agroecológicos y orgánicos que se están llevando a cabo en muchos lugares, inclusive en la provincia de Santa Fe, donde no usan agroquímicos”.
“Por el otro lado, reducir la cantidad de plástico que se va tirando en el ambiente. No solo reciclar sino no generar plásticos que después terminen en ambientes naturales y obviamente bajo un proceso degradativo que se van rompiendo en pequeñas partículas”, finalizó.
(Uno Santa Fe)