
“Antes de que termine la emergencia sanitaria, el mundo entero debió afrontar un nuevo desafío trágico, la guerra actualmente en curso en Ucrania”, planteó el Papa.
“Antes de que termine la emergencia sanitaria, el mundo entero debió afrontar un nuevo desafío trágico, la guerra actualmente en curso en Ucrania”; planteó el Papa Francisco al recibir en el Vaticano a miembros del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.
Para Francisco, “después del fin de la Segunda Guerra Mundial no faltaron guerras regionales, tanto que, a menudo, hablo de una Tercera Guerra Mundial de a partes, esparcida por todos lados”.
En ese marco, por primera vez desde iniciada la invasión rusa, el Papa advirtió que esta guerra “cruel e insensata como toda guerra, tiene una dimensión mayor y amenaza al mundo entero”.
Así, para el Papa, el conflicto “no puede no interpelar la conciencia de todo cristiano y de cada una de las Iglesias”, según dijo frente al grupo que participa de la sesión plenaria del organismo vaticano dedicado al ecumenismo, destacó un informe de la agencia de noticias Télam.
La referencia del Papa a la conciencia de los cristianos parece apuntar al Patriarca Cirilo, jefe de la Iglesia Ortodoxa de Moscú, un aliado de Vladimir Putin cuya postura belicista Francisco ha criticado.
De hecho, esta semana Francisco recibió duras críticas de la Iglesia rusa tras haber considerado a Cirilo un “monaguillo” de Putin luego de las repetidas justificaciones del líder religioso ortodoxo a la invasión rusa.
Francisco y Cirilo, que protagonizaron en 2016 el primer encuentro de alto nivel entre líderes católicos y ortodoxos en mil años, tenían previsto reunirse en junio en Jerusalén, pero las diferencias explícitas en torno a la guerra llevaron a posponer la reunión.

Crímenes de guerra
La organización Amnistía Internacional (AI) publicó un informe en el que sostiene que las fuerzas rusas deberán responder por los “crímenes de guerra” cometidos en la región de Kiev, en el marco de la invasión a Ucrania iniciada el 24 de febrero, tras una investigación que documenta bombardeos ilegales y ejecuciones extrajudiciales en varias localidades situadas en los alrededores de la capital.
“Las fuerzas rusas deben responder ante la justicia por una serie de crímenes de guerra cometidos en el noroeste de Kiev”, dice el informe “No volverá: crímenes de guerra en áreas en el noroeste de la región de Kiev”, que recoge decenas de entrevistas y un análisis de pruebas materiales recabadas en la zona tras la retirada de las tropas de Rusia.
La organización documentó ataques aéreos ilegítimos en Borodianka y ejecuciones en varias localidades y pueblos de la región, incluidos Bucha, Andriivka, Zdvizhivka y Vorzel.
La secretaria general de la organización, Agnes Callamard, indicó que “el patrón de crímenes cometido por las fuerzas rusas documentado incluye tanto ataques ilegítimos como homicidios deliberados de civiles”, según recogió AI tras las entrevistas a sobrevivientes y familiares de las víctimas, así como también a altos cargos del Gobierno ucraniano.
“Nos hemos reunido con familias cuyos seres queridos perdieron la vida en ataques terribles y cuyas vidas han cambiado para siempre la invasión rusa. Apoyamos sus pedidos de justicia y solicitamos a las autoridades ucranianas, al Tribunal Penal Internacional (TPI) y a otras entidades que garanticen la preservación de las pruebas que podrían respaldar futuros enjuiciamientos por crímenes de guerra”, subrayó.
“Es vital que todas las personas responsables, incluidas las que ocupan los máximos puestos en la cadena de mando, respondan ante la justicia”, agregó Callamard, en un comunicado publicado por Amnistía tras la presentación del informe.
En este sentido, la ONG detalló que en Borodianka murieron al menos 40 civiles en ataques desproporcionados e indiscriminados que devastaron todo un barrio y dejaron sin hogar a miles de personas, mientras que en Bucha documentaron 22 casos de asesinatos a manos de las fuerzas rusas, en su mayoría presuntas ejecuciones extrajudiciales.
Amnistía resaltó que, durante sus 12 días de investigaciones, su equipo entrevistó a residentes en Bucha, Borodianka, Novyi Korohod, Andriivka, Zdvizhivka, Vorzel, Makariv y Dmitrivka, que tenían conocimiento de primera mano de estos abusos.
Durante la presentación del informe, la organización destacó que entre el 1° y el 2 de marzo una serie de bombardeos rusos alcanzaron ocho edificios de apartamentos en Borodianka en los que vivían más de 600 familias, matando al menos a 40 civiles y destruyendo estos inmuebles y decenas de casas en los alrededores.
Aministía Internacional recalcó que en ninguno de los edificios atacados localizaron objetivos militares ucranianos, si bien algunas personas armadas dispararon contra vehículos militares rusos que pasaban por la zona.
Por otra parte, Amnistía denunció que entre el 4 y el 19 de marzo las fuerzas rusas mataron a cinco hombres en presuntas ejecuciones extrajudiciales en la ciudad de Bucha, según recogió la agencia de noticias Europa Press.
La organización también relató que muchos familiares de las víctimas exhumadas en Bucha, Borodianka y otras localidades de la zona mostraron su malestar por la manera en la que fueron tratados los restos de sus seres queridos y denunciaron que las autoridades no las mantienen informadas y que en algunos casos los restos no estaban siendo identificados correctamente.