
El Papa Francisco llamó este miércoles a escuchar el "grito de dolor de las víctimas" de abusos sexuales en la Iglesia, al iniciar su visita a Lisboa, donde lo esperaron alrededor de un millón de peregrinos de todos los continentes para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
El jesuita argentino, que hace dos meses se sometió a una importante operación en el abdomen, recorrió en silla de ruedas la pista de aterrizaje, donde fue recibido por el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, y varias autoridades.
En los últimos días, la capital portuguesa se llenó de coloridos grupos de jóvenes que portan banderas de todo el mundo por las calles de esta ciudad tomada ahora por la JMJ, en la que se movilizaron 16.000 efectivos de seguridad, protección civil y urgencias médicas para el evento.
La cúpula eclesiástica pidió perdón a las víctimas y reconoció que había que "cambiar la cultura de la Iglesia".
Seis meses después de un impactante informe sobre ese tema en el clero portugués, Francisco se refirió a "la desilusión y la rabia que algunos alimentan en relación a la Iglesia, en algunos casos por nuestro mal testimonio y por los escándalos que han desfigurado su rostro".
Esos escándalos "llaman a una purificación humilde y constante, partiendo del grito de dolor de las víctimas, que siempre han de ser acogidas y escuchadas", expresó Jorge Bergoglio ante los sacerdotes, diáconos y obispos reunidos en el Monasterio de los Jerónimos.
En febrero, un informe encargado por la conferencia de obispos portugueses, pero realizado por una comisión de expertos independientes, reveló que al menos 4.815 menores habían sido víctimas de abusos sexuales en un contexto religioso desde 1950, consignó la agencia AFP.
Estas agresiones fueron encubiertas por la jerarquía eclesiástica de forma "sistemática", concluyeron después de haber recogido más de 500 testimonios en un país donde el 80% de la población de 10 millones de habitantes se define como católica.
La cúpula eclesiástica pidió perdón a las víctimas y reconoció que había que "cambiar la cultura de la Iglesia", pero según un sondeo, el 68% de las personas entrevistadas consideraban que la imagen de la institución se había deteriorado.
Antes de la llegada del papa a Lisboa, un grupo de apoyo a las víctimas instaló tres grandes carteles recordando los "más de 4.800 niños abusados por la Iglesia católica en Portugal".
Según la Conferencia Episcopal Portuguesa, Francisco se reunirá en privado con víctimas de abusos sexuales, pero este encuentro no figura en el programa oficial.
De Irlanda a Alemania, pasando por Estados Unidos, la multiplicación de escándalos sexuales en la Iglesia fue uno de los desafíos más duros para el papa Francisco, quien aboga por una política de "tolerancia cero".
El pontífice se reunió con víctimas en varias ocasiones y creó una comisión consultiva para la protección de los menores.
Desde su elección en 2013, Francisco adoptó varias medidas como el levantamiento del secreto papal sobre la violencia sexual por parte de religiosos o la obligación de denunciar los casos, aunque el secreto de confesión sigue siendo absoluto.
Su estilo directo y espontáneo le valió una fuerte popularidad entre los jóvenes, por lo que se espera que Jorge Bergoglio aborde en Lisboa, además, temas importantes para esta generación, como la ecología o la justicia social, en momentos en que la Iglesia católica enfrenta el desafío de la secularización en Europa.
Otro de los temas que trató Francisco en su primer día en Lisboa fue la guerra en Ucrania y en su exposición convocó a Europa a "construir puentes" para alcanzar la paz.
"Mirando con cariño sincero a Europa, en el espíritu de diálogo que la caracteriza, nos saldría espontáneo preguntarle: ¿hacia dónde navegas, si no ofreces procesos de paz, caminos creativos para poner fin a la guerra en Ucrania y a tantos conflictos que ensangrientan el mundo?", cuestionó Jorge Bergoglio en su primer discurso ante las autoridades y el cuerpo diplomático en el centro cultural de Belém.
"El mundo necesita a Europa, a la verdadera Europa; necesita de su papel de constructora de puentes y de paz", reclamó el pontífice, quien ha pedido reiteradamente por el fin del conflicto en Ucrania desde el comienzo de la invasión rusa en febrero de 2022.
Poco antes, el Papa se había entrevistado con el presidente del país, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, en su residencia oficial, el Palacio de Belém, refirió la agencia de noticias AFP.
Además de los repetidos llamados a la paz en Ucrania, el Vaticano envió una misión a ese país encabezada por el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Matteo Zuppi, de larga experiencia en mediaciones internacionales como en los procesos de paz de Mozambique en 1992 y luego en el desarme definitivo del grupo separatista vasco ETA.
Desde entonces, Zuppi mantuvo reuniones con representantes de Moscú y Kiev, se reunió en Washington con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y se prepara para viajar este mismo mes a Beijing para reunirse con representantes del Gobierno chino.
El Papa, por su parte, recibió en la Santa Sede al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en una reunión de 40 minutos en la que quedó de manifiesto la negativa de Kiev a una mediación que sentara a Moscú en la misma mesa, aunque no se descartó un plan de paz que tendiera puentes por separado.
La Santa Sede se comprometió a ayudar a Ucrania en la restitución de niños que Kiev denuncia que fueron llevados por la fuerza a Rusia, en lo que el propio Francisco definió como una tarea "humanitaria".
En marzo, Francisco había pedido "a las partes en guerra" que se respetasen los "lugares religiosos", así como a las personas consagradas de cualquier religión.
Cientos de jóvenes se agolparon en el barrio de Belém, donde Francisco comenzó con las autoridades su cargada agenda para estos cinco días, para darle la bienvenida entonando cánticos como "Esta es la juventud del Papa".
"Lo queremos mucho porque nos transmite el amor que Dios tiene hacia nosotros. Creo que lo fundamental es el carisma que tiene", indicó Byron Santiago Chojolar, un peregrino de 26 años llegado desde Guatemala.
A menos de dos meses de que comience en Roma una asamblea destinada a abordar el futuro de la Iglesia, la JMJ actuará también como barómetro sobre la posición de los jóvenes católicos hacia cuestiones como el trato a las personas LGTB+, el matrimonio de los sacerdotes o la posición de las mujeres.
La agenda de Francisco
Antes de su primer encuentro con los jóvenes el jueves, la agenda de Francisco estará dedicada el miércoles a las autoridades y al clero de este país donde el 80% de sus 10 millones de habitantes se definen católicos.
El sábado, Francisco hará una rápida visita al santuario de Fátima antes de regresar a Lisboa para participar en una gran vigilia, y presidir la misa final al día siguiente.
Considerada la mayor reunión internacional de católicos, la JMJ fue creada en 1986 por iniciativa de Juan Pablo II y consiste en una serie de eventos festivos, culturales y espirituales.
Esta edición tenía que haberse celebrado en 2022, pero fue aplazada por la pandemia.