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Por escasez de lluvias en la cuenca alta, el río Paraná seguiría bajo hasta el otoño

Después de una importante creciente que se mantuvo casi hasta finalizar la primavera de 2023, con un pico de 5,16 en el puerto de la capital provincial el 8 de diciembre, el río Paraná comenzó un descenso sostenido que se acentuó en el último mes hasta llegar a niveles similares a los que se vieron entre 2020 y 2022. El ingeniero del Instituto Nacional del Agua (INA), Juan Borus, habló con Radio Plaza y explicó el fenómeno.

Si bien admitió que “la variabilidad climática que nosotros vivimos, que es bien evidente en la región, limita mucho la capacidad de proyección certera”, el ingeniero Juan Borus, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del INA dijo en declaraciones al programa Lo tuyo ya sale (Radio Plaza) que se espera, al menos para los próximos meses, una situación parecida a la de 2020-2022.

“Hasta el 30 de abril, bien entrado el otoño, las lluvias estarían concentradas mayormente sobre gran parte del litoral argentino, sobre todo Entre Ríos, el sur de Corrientes y parte de la provincia de Santa Fe, al igual que el mes anterior”, señaló Borus.

No obstante, explicó que, en la parte norte de la Cuenca del Plata, formadora del caudal del río Paraná, específicamente la alta cuenca del Paraná en Brasil y la cuenca del Iguazú “posiblemente haya lluvias preponderantemente por debajo de lo normal, con lo cual esta situación de bajante que vivimos ahora, que se acentuó fuertemente en los últimos seis días, nos posiciona nuevamente en una situación parecida a la de 2020-2022, de aguas muy bajas, respondiendo a una sequía regional”.

“En principio daría la impresión como que durante el otoño no vamos a tener una recuperación sensible, cosa que se esperaba. Para dar una idea de lo limitada de la tendencia climática, un par de meses atrás suponíamos que a fin del verano y a principios del otoño, podríamos tener una recuperación fuerte, y esa probabilidad ha caído a pique”, reconoció el especialista en hidrología.

En sentido opuesto, ahora la previsión para fines del verano y principios del otoño es la continuidad del estado de aguas bajas, en la que ya está el Paraná.

Este panorama, argumentó, “responde claramente a una disminución muy sensible de las lluvias en la mitad norte de la alta cuenca del Paraná”, y aclaró que “el manejo de las presas y embalses que hace Brasil en el norte no tiene nada que ver”.

“Estábamos acostumbrados a fluctuaciones que son naturales, lo que pasa que en los últimos 20 años la variabilidad climática se ha acentuado fuertemente. Todo es mucho más acelerado, las bajantes y crecidas más intensas, y una cantidad de fenómenos que muestran una variabilidad climática potenciada que quizás sea la manifestación más evidente del cambio climático”, afirmó Borus.

Radio Plaza

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