
Francisco Giménez y su abogado, Juan Cabrera (Foto: ANÁLISIS)
N.B. de ANÁLISIS
El foco está puesto en el jurado popular: dieciséis ciudadanos que desde el lunes observaron el debate sobre la investigación por el crimen del contador Gonzalo Calleja.
Este viernes fueron los alegatos de cierre de las partes, el juez técnico Alejandro Grippo impartió las instrucciones y después de las 13 el jurado se retiró a deliberar. La discusión se da a puertas cerradas y contempla tres opciones de veredicto para cada uno de los imputados: 1) que se los considere coautores del homicidio triplemente agravado por alevosía y criminis causa en concurso real con robo; 2) que se los considere coautores del homicidio en ocasión de robo; 3) o que se los considere no culpables de los delitos que les imputan. El jurado deberá emitir un veredicto unánime.
Los acusados son Francisco Giménez y Ezequiel Morato. Los fiscales Santiago Alfieri e Ignacio Aramberry, quienes los llevaron a juicio, pidieron al jurado popular que los declare responsables por la primera opción de culpabilidad. Los querellantes Iván Vernengo y Damián Petenatti adhirieron a la solicitud del Ministerio Público Fiscal. Las abogadas de Morato, las defensoras oficiales Fernanda Álvarez y Romina Cian, por otro lado, reclamaron al jurado popular que a su pupilo lo declaren coautor del homicidio en ocasión de robo. Por último, el abogado Juan Cabrera, defensor de Giménez, pidió que a su representado lo declaren no culpable.

Al contador Gonzalo Calleja lo asesinaron el 14 de julio de 2021, entre las 16.50 y las 17.30, cuando fue hasta la zona de la Escuela Hogar de Paraná citado por Morato para hacer un intercambio de dólares por pesos, como lo habían concretado en instancias previas.
Según se pudo establecer a partir de la investigación fiscal, Calleja tenía como actividad secundaria la compraventa de dólares. Esa tarde acordó con Ezequiel Morato encontrarse en el barrio Paraná XX, donde vivía el imputado. Calleja fue en su auto, un Ford Fiesta Kinetic y Morato fue en su Fiat Uno azul. El contador subió al Fiat con una mochila que contenía aproximadamente 12.500 dólares, se sentó en el asiento del acompañante y, en ese momento, Giménez que estaba sentado detrás le presionó el cuello hasta asfixiarlo por completo. Segundos antes hubo un forcejeo que provocó la rotura de una palanca de luces.
Morato y Giménez trasladaron el cuerpo hasta la otra punta de la ciudad, a un descampado sobre calle Selva de Montiel, a 200 metros de Juan Báez y lo abandonaron debajo de un árbol. Luego se dirigieron hasta un desarmadero ubicado sobre calle Crisólogo Larralde, propiedad de Matías Martínez. Allí Morato saldó una deuda con el propietario del lugar y consultó si podía dejar su vehículo pero no lo consiguió. Mientras tanto, Giménez aguardó dentro del Fiat Uno.
Después de las 19 de ese día, Morato y Giménez volvieron al barrio Paraná XX. El primero contactó a un vecino para que llevara a Giménez a su casa, en la zona de calle O´Higgins de Paraná. Y luego convocó a un amigo de apellido González, a quien le entregó una mochila con gran cantidad de cocaína, dos armas de fuego y dinero para que guarde.
Al día siguiente, el jueves 15 de julio de 2021, Morato se ocupó de esconder el Fiat Uno en una casa de Colonia Avellaneda. Cuando la Policía lo encontró, el auto estaba limpio, le habían cambiado las cubiertas, le habían pintado las tasas y le habían sacado el polarizado.
El juicio comenzó el lunes con los alegatos de apertura y, a lo largo de varias jornadas, se escucharon decenas de testimoniales y la palabra de los dos imputados. La etapa de producción de prueba cerró este viernes con las exposiciones de cada parte.
“A Calleja lo mataron cobardemente para robarle y ocultar el robo”
Así lo dejó planteado el fiscal Santiago Alfieri que, además de llevar adelante la acusación pública en el debate, estuvo al frente de la investigación en la etapa previa al juicio.
Alfieri recordó al jurado una serie de hechos “no controvertidos” entre las partes, es decir que se consideran probados. “No está discutido que Calleja y Morato se conocían, tampoco que Calleja se subió al auto de Morato y lo asfixiaron, que llevaron el cuerpo de un descampado y lo abandonaron allí, que Morato tenía una deuda con Matínez y fue a saldarla ese 17 de julio de 2021”, marcó y agregó: “Está fuera de discusión que Morato volvió a su casa con un cómplice y que el plan consistió en apoyarse en el vínculo previo con Calleja para robarle y matarlo. Pero debía ser una muerte limpia. No podían dispararle en la calle a la tarde, entonces eligieron un medio limpio y silencioso. Calleja no tuvo posibilidad de defenderse”, narró.
El fiscal marcó la rapidez de los acusados para moverse, elegir un lugar y trasladar el cuerpo. “Eso habla de un plan, de decisiones previas”, valoró y agregó: “Está probado que las ruedas de ese auto estuvieron en el descampado; que el teléfono de Giménez estuvo apagado o en modo avión hasta las 21.02 de ese día. Los dos son coautores del homicidio cobarde efectuado para pagar esa deuda”.

“La declaración de Morato no es creíble”
Damián Petenatti, abogado de la familia Calleja, se plegó a la acusación del MPF. Desacreditó la versión de Morato que, en defensa propia acusó a Calleja de cambiar el precio del dólar de la mañana a la tarde. “Quiero mostrarles el comportamiento de Gonzalo con sus clientes”, dijo y exhibió en la pantalla de salón una serie de conversaciones de WahtsApp de Calleja donde respetaba los precios acordados previamente.
El querellante pidió al jurado que razone sobre la escena dentro del Fiat Uno azul. “¿Es creíble hacer sentar a alguien detrás para esperar al vendedor de dólares?”, preguntó, en referencia a Giménez y señaló: “Para conseguir asfixiarlo completamente, Morato tuvo que esperar por lo menos 50 segundos con Gonzalo desvanecido”. “Por esto no se le puede creer a Morato”, acotó.
En sentido similar se refirió a la declaración de Giménez y la de su padre. “No cambia nada la situación. Acá hubo alevosía, fue un ataque por detrás y no permitió defensa y no hay una sola prueba que contradiga esas acusaciones”, sostuvo.

“Venimos a pedir un veredicto justo”
Las defensoras de Morato pidieron al jurado que declare un veredicto de culpabilidad pero justo. “No queremos impunidad. Calleja no murió en manos de Morato, él hizo otra cosa. Vino acá, se sentó y contestó todas las preguntas de las partes, contó la verdad, colaboró con la investigación. Quedó claro que Morato estaba con Giménez. En cambio Giménez no pudo explicar qué hizo ese día. Esta defensa está convencida que Morato no quería matar a Calleja y tampoco lo hizo. Morato no es un homicida”, dijo Cian.
“No se probó la intención de Morato de matar para robar. Entendemos que esto se les fue de las manos, que Giménez tuvo un ataque de bronca, de rabia, así de sencillo. El dolo no estuvo acreditado. Esto es un homicidio en ocasión de robo, no un homicidio triplemente agravado”, diferenció Álvarez.
“Morato mintió”
Por último, el abogado Juan Cabrera sostuvo que a su defendido lo llevó a juicio “una pesquisa en Google” y recordó las búsquedas en el teléfono de la novia de Giménez para adquirir bienes, la madrugada posterior al crimen de Calleja. Aseguró que “Morato mintió”. “¿Resulta que ahora Morato lavó su auto, le sacó las ruedas, pintó las tasas, sacó el polarizado y es Giménez el asesino?”, preguntó y planteó: “Giménez es albañil. Los albañiles están llenos de cal y cemento. Supuestamente Giménez asfixió a Calleja mediante una técnica que se denomina ‘pinza’ pero no hubo transferencia de materiales de construcción a la piel de Calleja. Además ¿alguien se preguntó si Giménez sabe artes marciales? Giménez no tiene que arrepentirse de nada, porque no hizo nada”.