Este domingo: los 13 años del Paranatecuento

Que no se apague la voz

Edición
719

C. C.

Una genuina vocación, la de narrar cuentos, surgió hace 13 años en el Taller del Río, el atelier que la artística plástica Gloria Montoya tuvo en Puerto Nuevo. A raíz de ello, se convocó a una narradora profesional que dictó cursos en Paraná y dejó la inquietud de que se conformara un grupo. Ése fue el puntapié inicial que movilizó a una decena de personas a reunirse semanalmente en aquel lugar para trabajar la técnica de la oralidad, partiendo de cuentos de autores literarios.

Por votación se eligió Paranatecuento como nombre del Grupo de Narración Oral, como así también la modalidad de pasar la gorra en cada espectáculo. Se decidió constituir un grupo totalmente independiente, como hasta hoy se ha mantenido, que generara con el trabajo y lo recaudado con la gorra los medios suficientes para sus gastos.

“¿Para qué narramos? Algunos lo describen como una pasión que empieza por la lectura, la percepción de las imágenes y la transmisión a la escucha, sintiendo de esa manera un vínculo fuerte e invisible que se establece con los otros. Otros opinan que el narrador tiene el don de saber decir, de poner en sus propias palabras las historias del pasado de todo un pueblo. Un narrador hace vibrar las fibras más íntimas, despierta sentimientos intensos, derrumba fronteras espaciales y temporales. Un narrador es el dueño de las palabras”, explican en pleno ensayo, a pocos días del espectáculo.

A lo largo del tiempo, el grupo se propuso invitar a Paraná a narradores profesionales de Buenos Aires, España y Cuba con la finalidad de presentarle al público cautivo que ya tiene el Paranatecuento un panorama más amplio de la narración oral y, a su vez, aprovechar esas visitas para perfeccionarse.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

Edición Impresa