Fuego amigo

Edición
823

Charles Parker

Mirá, un afro en la Casa Blanca y este cronista tieso, como una momia, hurgando entre las sobras de significado que dejan sus vecinos peronistas, mendigando un poco de sentido para hablar de las noticias. Para esta edición habrá que entrevistar a la joven guardia de líderes blancos que entienden los intereses de las masas argentinas, a los que saben medir la justa reivindicación oficial para las víctimas, a cada uno según su hambre, su postergación o su desgracia. Habrá que preguntarles a ellos, los mejores intérpretes del sufrimiento popular, qué significa un presidente negro en América del Norte. Mirá, en Kenia es día de fiesta nacional, y este cronista mudo, mientras miles de africanos del este bailan en las calles por el triunfo de Obama. Este cronista de color, ilustrado y oscuro, apenas siente que puede decir algo, pero mejor nada. Mejor ponerse alpargatas, y cruzar a pie con la gente el río Matanza. Este cronista, que ahora mira las noticias y acaricia un cactus, querría haber nacido antes, querría haber tenido un padre fanático de Boca, querría haber sido más buitre, más ingenuo, más pobre o más garca. Ser negro y esclarecido ya no tiene prestigio, no es contradicción, no es una identidad que ponga en juego nada. Así es ahora el presidente de los Estados Unidos. Tiene las mismas características, y supera con elegancia cualquier atributo de la ficción: la familia de Obama viene de un pueblo que se llama Kogelo, en el oeste de Kenia, y es un dato verdadero. Esta victoria es el fin de las sutilezas: las noticias serias ya vienen por nosotros, a llevarse puesto el escaso sentido del humor de este pasquín. “Muchos kenianos consideran que la elección de un afroamericano a la Casa Blanca, aunque no implique cambios concretos para África, contribuirá a mejorar la autoestima de la población negra en todo el mundo”, dice un cable de hoy. Maravilloso. Ahora está de moda ser negro, es correcto e incorrecto simultáneamente. Arriba se puede ser oscuro, universitario, progresista y liberal. Abajo se puede ser oscuro, analfabeto, pueblo auténtico. En el medio se puede ser blanco de clase y peronista, gaucho de corcho quemado, contracara de Obama, rey vociferante del proletariado argentino, a papá mono con bananas de plástico. Los blancos elitistas no le interesan a nadie que esté medianamente vivo, y caben en la frase de los burgueses con miedo, los soldados de la caja de ahorro, los que hablan de “despolitizar la economía”.

(El texto completo se publica en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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