Especialistas en “apoyos críticos”

El oportunismo de los progresistas

Edición
856

Antonio Tardelli

De fracaso en fracaso desde 1983, hartos del desdén del pueblo, un día los progresistas argentinos decidieron que era suficiente. Resolvieron que no podían seguir andando solos por la vida. Advirtieron que a ninguna parte llegarían mordiéndose la cola y empezaron a vislumbrar los albores del cambio social en sucesivas alternativas bien distintas entre sí. En los 90, con Menem en el poder, se dispusieron a construir otro país en arreglo con los radicales.

Tras el estrepitoso fracaso de la Alianza, vieron en las asambleas populares las primeras luces del sueño emancipador. Diluido el proceso se olvidaron prontamente de él y resolvieron que el reino de la justicia llegaría de la mano de los Kirchner. Ahí andan los progresistas, convencidos de que en sociedad con la Presidenta, su esposo y el patrimonio de ambos podrán izar sus banderas transformadoras en una nueva fase del proceso político que luego de años de crecimiento a tasas chinas congeló los intolerables niveles de desigualdad social establecidos en la etapa neoliberal.

Pese a su aplicación al estudio y a su detenido seguimiento de los procesos sociales, los progresistas eligen sus aliados con la actitud de un cliente que escoge entre marcas de galletitas. Nunca una película; siempre una fotografía. Entre Fulano, Zultano y Perengano deciden jugar con Perengano en virtud de que, en términos dialécticos, y en virtud de la correlación de fuerzas existente, Perengano supone la agudización de las contradicciones que… En fin, apuestan por Perengano y sanseacabó. Esta clase de razonamiento ha ido perdiendo credibilidad entre otras cosas porque muchos progresistas examinan los ciclos históricos recientes olvidándose del rol que en ellos desempeñaron. Duchos para sobrevivir, sintiéndose liberados de cualquier responsabilidad con el pasado, los dirigentes de la centroizquierda buscan su lugar en el presente. Por lo demás, por circunstancias que los entendidos atribuyen a la naturaleza del socialismo científico, sus debates de los últimos años se resuelven indefectiblemente para el lado donde calienta el poder.

(más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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