Aquellas entrañables vejeces

Claudio Cañete
Vejeces se llama la columna habitual que escribe en el diario El Pueblo y en ella rescata breves episodios de la cotidianeidad de una ciudad con un pasado muy rico y salpicado de anécdotas graciosas, románticas y otras más crudas que sintetizan aquel contexto natural y montaraz. “Mi gran desafío es el tema de la identidad y su problemática. Villaguay era un pueblo mediterráneo, y los pueblos mediterráneos de Entre Ríos tienen como desdibujada su personalidad. Porque si uno se fija en los de la costa del Uruguay y el Paraná, los mismos se caracterizan por algo. Y los que estamos en el centro aparecemos como perdidos en la Selva de Montiel”, explicó.
Su espacio en el diario local se alimenta se remembranzas que se basan en datos que brinda el material de archivo de los antiguos periódicos y revistas de Villaguay. Un enfoque distinto para hacer historiografía sobre un lugar y su gente, que permite revelar datos y vivencias realmente perdidos en el tiempo o en todo caso olvidados plenamente por los propios habitantes de la ciudad. Los festejos, los personajes y sus oficios característicos, las novedades de las confiterías panificadoras, los bailes, las colectividades, los distintos comercios en los más variados ramos, todo parece desfilar en dinámicos fragmentos que se deslizan en las páginas del libro de Chiesa de Mammana.
La escritura es amena, dispuesta a rescatar para el lector las emociones, las paradojas y el sentido risueño que tenían algunas cosas de la vida cotidiana, ahora vistas a la distancia.
(Más información en la edición gráfica de ANÁLISIS de esta semana)