El artista Roberto Giusti y su propuesta estética: pixelismofotográfico

Cíclopes urbanos y universales

Edición
894

Claudio Cañete

Quien piensa que detrás de la figura de un empleado bancario se encuentra simplemente una persona que administra papeles grises se equivoca. Roberto Giusti se encarga de derribar este mito demostrando que desde la fotografía y el arte digital se puede crear un lenguaje estético capaz de replantear los postulados de las teorías, instalar el debate acerca de las posibles hibridaciones de géneros y formatos artísticos y, por qué no también, generar polémica desde la sencilla sensación de rechazo y atracción que puedan desprender sus obras. Pues, ¿de qué se tratan sus obras?
Giusti es un fotógrafo que experimenta desde el arte digital, se autodenomina imaginador visual.

Este título no debe entenderse como una marca de autosuficiencia o soberbia, sino que es una manera de comenzar a definir estratégicamente su arte para, a partir de allí, ponerlo a consideración del público y la crítica. No le ha ido mal, en la provincia de Santa Fe y Entre Ríos ha realizado exposiciones y charlas, uno de sus trabajos ilustró una novela en Buenos Aires y gracias a Internet, su obra ya ha sido comentada elogiosamente en España.

“Soy fotógrafo profesional y desde muy pequeño me interesó la magia de la fotografía y sus secretos más íntimos. Eso fue cuando entré por primera vez a los 8 años al primer cuarto oscuro y descubrí el proceso de cómo obtener una imagen. Los años fueron pasando y la fotografía, como la humanidad misma, evolucionó hasta nuestros días. Lo que me llevó a encontrarme en la actualidad con las artes digitales, con sus nuevas herramientas para poder a través de ellas sensibilizar a los demás”, explicó Giusti en diálogo con ANALISIS. Este paranaense nacido en 1962 también se interesó años atrás por el estudio del diseño gráfico. En la charla directa se percibe a una persona sensible a la que le gusta hablar mucho con la gente ya que –entiende- ésa es la forma más importante de aprender. “Hay que ponerse en el lugar del otro. Eso te cambia la mirada de las cosas, la forma de pensarlas también”, sintetiza.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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