El monopolio de Flecha Bus no detiene su avance

La cola del diablo

Edición
997

Juan Cruz Varela

Una de las últimas empresas que resiste los embates del monopolio del transporte de pasajeros se debate por estas horas en una feroz disputa familiar de consecuencias impredecibles. En ese escenario asomó el diablo para meter la cola.

La empresa Jovi Bus atraviesa momentos de incertidumbre a partir de una pelea entre los socios que ha derivado un mal clima general hacia el interior de la firma y una creciente preocupación entre los empleados y usuarios del servicio de transporte. En el horizonte se vislumbra un pronóstico tormentoso con un único beneficiado: el grupo monopólico que espera que esa disputa termine despedazando a la empresa hasta desvalorizarla completamente para, entonces, fagocitar sus restos, como lo viene haciendo en los últimos 20 años, desde la desregulación del mercado.

Jovi Bus es una histórica empresa familiar de Gualeguaychú, fundada por José Bernardo Vitasse –de allí su nombre–, que nació en 1967 dedicada al transporte urbano de pasajeros. La actual denominación es hija del menemismo: la crisis de los ‘90 hizo que la firma abandonara el transporte urbano y reconvirtiera sus servicios a la media y larga distancia, de norte a sur, por todo el corredor del río Uruguay.

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