Cómo se cuidó la presencia de Justo Ilarraz en Tribunales

Un cura abusador de incógnito

Edición
1018

D. E.
 
Al cura le vino como anillo al dedo que la pericia psicológica dispuesta por la jueza suplente Paola Firpo para el lunes último, fuera después de Semana Santa. El abusador Justo José Ilarraz llegó el jueves santo a Paraná, aprovechó para reunirse con sus familiares directos y se dio tiempo para coordinar con su abogado Juan Angel Fornerón cómo iba a ser el acceso al edificio tribunalicio sin que se percataran los periodistas asignados a la cobertura y evitar algún escrache de allegados a las víctimas.

El cura Ilarraz –denunciado por ANÁLISIS por el abuso sistemático de unos 50 pibes del Seminario de Paraná, de entre 12 y 15 años, entre 1984 y 1992- tenía que presentarse a las 9 en la oficina del Cuerpo Médico Forense, porque allí estaba previsto que se hiciera la pericia psicológica. Llegó cerca de las 8 al edificio de Tribunales, acompañado de su abogado y su psicóloga de parte, Yolanda Weiss (de 70 años, oriunda de Capital Federal), pero no hizo el camino habitual de cualquier persona que llega para presentarse ante la Justicia. Ingresó en el auto de su abogado por calle Santa Fe, accedió a la playa de estacionamiento y desde allí fue directamente al Juzgado de Familia, ubicado en el primer piso, según algunos testigos presenciales del ámbito tribunalicio. O sea, también sobre calle Santa Fe y a una sala dispuesta para la pericia.

La abogada Rosario Romero llegó a las 8.55 al despacho de la jueza suplente Paola Firpo y se encontró con que la magistrada y su secretario Carlos Ríos justo salían en ese momento.

—¿Van hasta la oficina de los forenses? -preguntó la letrada y también legisladora oficialista.
—No, vamos hasta el Juzgado de Familia. Se hace allí la pericia. Decidí cambiar el lugar para evitar al periodismo, que seguro ya deben estar apostados en ese lugar –respondió la jueza.
—¿Ilarraz ya está allí? –inquirió Romero.
—Sí, ya están en una sala del lugar.

La doctora Romero iba con la perito de parte, Adriana Beade y se enteró en ese momento que se había cambiado el lugar de la pericia y que nadie le había avisado. Pero Ilarraz sabía del cambio, lo mismo que su psicóloga y seguramente el abogado Fornerón. Lo que quedó en dudas fue si la jueza había dado el visto bueno a Ilarraz para que entrara por otro sector e ingresara directamente a la sala donde se iba a realizar la pericia o bien el cura tuvo alguna cobertura desde alguna estructura superior del Poder Judicial, donde existen determinados vocales muy cercanos al Arzobispado, al cardenal Estanislao Karlic en particular y hasta están enrolados en lo que es el Opus Dei. Pero nadie despejó esa incertidumbre.

(Más información en la edición gráfica número 1018 de ANALISIS del 9 de abril de 2015)

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