OPINIÓN

Scioli y la ilusión de una salida indolora

Edición
1033

Antonio Tardelli

Quien el domingo sea consagrado como Presidente de la República, Daniel Scioli o Mauricio Macri, deberá afrontar durante las próximas semanas un cuadro de situación francamente difícil: no hay aspecto de la economía que se corresponda con el estado de cosas paradisíaco que el kirchnerismo construye en sus ejercicios de autoalabanza.

Les son desfavorables al gobierno las variables que en su momento sacó a relucir para presentar un ejercicio del poderpresumiblemente virtuoso. El impresionante déficit fiscal y el evidente atraso cambiario mandaron al baúl de los recuerdos las virtudes de los superávits mellizos.Las escuálidas reservas contrastan con la fortaleza del sector público sobre la que el gobierno edificó sus políticas mejores.

El consumo, detenido, es una defensa social contra el deterioro del poder adquisitivo y la depreciación de la moneda. La inflación, hasta hoy negada, es finalmente reconocida a fuerza de exigencias electorales. La economía, raquítica, añora el crecimiento a tasas chinas. Descontrolada, la emisión funciona mejor como pruebade heterodoxia que como real estímulo a la actividad.

Asfixiadas, las provincias calculan con preocupación si en los próximos meses podrán o no afrontar sus obligaciones salariales. Los intendentes se inquietan por los niveles de deuda pública que recibirán. La sensación de que se avecina alguna forma de ajuste, más o menos doloroso, se fortalece sin remedio.

Desde otros presupuestos, pero con idéntica mezquindad y parecido desdén por el largo plazo, el peronismo kirchnerista llega al final de su ciclo de modo similar a cómo llegó al suyo el peronismo menemista.

(Más información en la edición gráfica número 1033 de ANALISIS del jueves 19 de noviembre de 2015)

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