El diputado que nunca está

Daniel Enz
El ex gobernador no aparece por ningún lado. Sergio Urribarri se encuentra, quizás, en su peor momento político y, sabe que no tiene demasiado margen para revertirlo, por lo menos en este 2016. La causa judicial por enriquecimiento ilícito y sus derivados lo partió al medio.
Como tantos hombres del poder, vinculados casi de modo fanático al kirchnerismo en esta última década, pensaron que la fiesta “era para siempre” y se equivocaron. Pero en el medio cometieron demasiados errores, consecuencia de esa impunidad del poder y de su condición de corruptos. Urribarri nunca pensó que en tan poco tiempo se iba a dilapidar su “imagen positiva”; esa misma que lo llevó a gobernar dos períodos consecutivos en Entre Ríos y que al correr el velo, iban a quedar al descubierto un patrimonio millonario que ni él, ni sus familiares más directos podrían justificar. Hoy, la imagen negativa del ex mandatario, en la provincia, ronda casi el 60 por ciento.
Urribarri ya no vive en Entre Ríos, sino en Capital Federal. Junto a su esposa Ana Lía Aguilera está instalado en un departamento de su propiedad, en proximidades de los bosques de Palermo y no pocos entrerrianos lo vieron entrenar, durante la semana, en ese bello lugar, como en sus mejores épocas. Solamente se traslada a Paraná cuando hay sesión en la Cámara de Diputados y hasta lo hace en avión privado muchas veces. Llega minutos antes al recinto, preside la sesión y al finalizar parte raudamente, sin darle explicaciones a nadie. Y vuelve a viajar a Buenos Aires, donde, de vez en cuando, realiza alguna actividad política en el quincho del último piso de la Casa de Entre Ríos, como sucediera en la primera semana de julio, en que juntó a Sergio Massa, Gustavo Bordet y el senador nacional kirchnerista, Miguel Ángel Pichetto, para ver en que medida lograban una especie de pacto con el ex candidato presidencial. Extrañamente, no hubo foto de ese encuentro. Quizás por pedido del propio Massa.
Urribarri no es el mismo de antes y es “negocio político” para pocos dirigentes de la oposición o el oficialismo. Pese a ello, mantiene su porción de poder en buena parte de la estructura de Bordet, aunque lo más conocedores no dudan en que el exintendente de Concordia se irá desprendiendo de varios de los urribarristas de paladar negro que cubren cargos como funcionarios.
(Más información en la edición gráfica número 1043 de ANALISIS del jueves 28 de julio de 2016)