La xenofobia no alcanza al capital

Antonio Tardelli
El gran problema, nos ilustran ahora, son los bolivianos, los peruanos y los paraguayos. Es que, se arguye, los extranjeros se apropian de los recursos argentinos: beben nuestra agua, caminan nuestros pavimentos, usurpan nuestros trabajos y se curan en nuestros hospitales.
En línea con aires que soplan desde el norte, el gobierno nacional estudia el refuerzo de los controles en las fronteras. ¿Su objetivo? Incrementar la seguridad. Contener el delito.No está hablando del contrabando o del ingreso de estupefacientes. No de mercaderías ni de cosas. Habla de la inseguridad que arrastran los humanos.
El senador Miguel Pichetto, rostro del peronismo en la cámara alta durante los años del progresismo kirchnerista, protesta contra la resaca que desembarca desde el vecindario. La xenofobia encuentra campo orégano para prosperar. Los medios hablarán otra vez de la detención de “tres personas y un boliviano”.
Es que la ignorancia es tolerante y no discrimina. Se extiende.Los ignorantes son ignorantes y arietes de los poderosos.
(Más información en la edición gráfica número 1051 de ANALISIS del jueves 24 de noviembre de 2016)