Varisco, Celis y la cocaína: entretelones de varios allanamientos que conmocionaron a Paraná

Relaciones peligrosas

Edición
1077

Daniel Enz

Sergio Varisco tenía más de 30 llamados a su celular, cuando se despertó el martes. No estaba en su casa familiar de calle Pellegrini. Había optado por no dormir allí, la noche del lunes. Y no entendía muy bien eso que le decían, de que estaban por allanar las oficinas de la Presidencia municipal y la casa de su madre, Magda Varisco, quien también lo había llamado de modo insistente.

Varisco se embroncó en silencio. Trató de contener el enojo contra la justicia federal, los policías, el jefe narco Daniel Tavi Celis y cada uno de sus secuaces, aunque recordaba los nombres de muy pocos de ellos. Justamente porque en los últimos días había cerrado algunos acuerdos con determinados referentes políticos de la provincia, para que lo acompañen en una especie de relanzamiento de su figura. Algunos apostaban a un nuevo mandato municipal; otros, en tanto, querían que se presentara en las elecciones como precandidato a gobernador, como lo hizo en 2003, para sucederlo a Sergio Montiel, tras su peor gobernación.

Varisco había sudado algo nervioso la semana pasada, cuando se enteró que habían detenido a varios allegados a Tavi Celis, cuando la justicia encontró más de tres kilos de cocaína en una vivienda y determinó que el negocio era, desde hacía un buen tiempo, organizado desde la cárcel de Federal, por el propio jefe narco. A Celis se le interceptaron varios chips telefónicos.

(Más información en la edición gráfica número 1077 de la revista ANALISIS del jueves 10 de mayo de 2018)

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