
Abuso Sexual Eclesiástico.
Por Hernpan Rausch*
(especial para ANÁLISIS)
Era jueves 13 de septiembre de 2012. La mañana estaba calma en Paraná, pero de momento todo se conmocionó, la ciudad y la provincia. Una publicación periodística corrió el velo de uno de los hechos más aberrantes de la Iglesia local.
Se hacía público lo oculto, se develaba un secreto a voces, se lograba levantar la alfombra de la opresión y encubrimiento.
Aquella publicación dejaba entrever perversas y mediocres actuaciones con respecto a fuertes atropellos hacia niños, sus padres, familias y localidades de parte de personalidades de la Iglesia paranaense. Hechos sucedidos en un Seminario, chicos que se hallaban internos, en una casa de formación para sacerdotes, acaecimientos que nunca fueron ventilados, solo reguardados por altos jerarcas eclesiásticos, para no influir, especulando en sus prestigiosos puestos, sin importar la herida abierta en niños, esa indeleble traza que los marcaria para toda la vida, hoy sobrevivientes de abusos, casos perpetuado por un adulto corrupto, depravado, manipulador, que gozaba de medios y que les facilitaba el entorno donde realizar y consumar los actos.
Hechos acaecidos que fueron encubierto por la Iglesia, callados, pero gracias al deber, de miembros sensibles y comprometidos del Poder Judicial, fueron tramitados y enjuiciados, gracias a que junto a un grupo de valientes y decididos hombres, tuvieron con templanza y endereza, frente a numerosas críticas, transitar distintos escollos y chicanas, obstáculos, el más expuesto por ellos, los acusados, la prescripción. No les importaba el daño, el hecho era que lo que se denunciaba por medios de prensa había prescripto, entonces así, de esa manera, cortar de cuajo el descubrimiento y no quedar expuestos ante tanta evidencia e implicancia.
Mucho se ha logrado, pero muchas cosas quedan pendientes, la justicia civil se ha comportado, está avanzando, la falta de explicaciones es de la Iglesia, decisiones y aplicaciones ausentes, al menos demoradas hasta el día de hoy, solo palabras bonitas y de carácter decorativas, majestuosamente planteadas, pero pocas despachadas, concretadas. Los corruptos siguen en las filas.
Siempre se dijo que el ejemplo debe venir desde arriba, desde la autoridad competente, en los casos de Entre Ríos, se han dado pasos importantes, hace unos días el fallo de Casación con respecto al cura Escobar Gaviria, otro Tribunal confirmando condena, de forma unánime. En gran parte la Justicia Civil se ha promulgado, queda pendiente la tarea de impartir fallos en causas que han llegado y les toca a nuestro excelentísimo Superior Tribunal de Justicia. Entendemos sus tiempos, nosotros hemos cumplido en denunciar, fuimos decisivos en afrontar. En sus manos está el hecho de ahora cerrar etapa.
No puedo dejar de hacer mención al conocedor de esta epidemia descubierta, me refiero al Papa Francisco, nosotros sobrevivientes de abusos, nos encaminamos con lucha, coraje, insistencia y sobre todo verdad, como miembros católicos logramos vencer miedos, vergüenzas, opresiones, emociones, traiciones, fuimos decididos, comprometidos con nuestra educación recibida, de parte de familia e Iglesia, de la cual Usted es cabeza, es punta de pirámide.
No soy golpista P. Francisco, no soy rebelde, quiero decirle que no hago esto en contra de la Iglesia, sino que lo hago por la Iglesia, bautizado y como miembro de esta comunidad Católica, es mi deseo y reclamo que no se pre-ocupe más, sino que se ocupe, con términos claros y precisos, con señales de avances en temas tan sensibilizados por estos tiempos en Argentina y todo el mundo, pedofilia.
La epidemia se trata y desarraiga con compromiso y decisión, amerita tratamiento y definición.
Se ha deteriorado Su imagen, lo escucho muchas veces, tiene oportunidad de reinventarse para Argentina, es de los nuestros, como representante de Cristo, sea líder de religión, no de posición, no vislumbre posiciones políticas, sea neutro, su misión es ser pastor de su rebaño, no acobije lobos, separe paja de trigo.
Tal vez ya esté en camino, tengo esperanzas, pero el camino se hace al andar, y andando se ha de llegar.
Papa Francisco, no se detenga, no dude, no se desanime, los abusos no deberían nunca ser tolerables, porque el daño que genera es irreparable. Usted mismo lo dijo y reafirmó, tolerancia cero.
(*Sobreviviente de Abuso Sexual Eclesiástico)